jueves, 24 de junio de 2010

La guerra en el cielo de la Antigua Grecia

Mitos cosmogónicos

Fall of the Titans
Cornelis Cornelisz. van Haarlem

“Durante la lucha entre los inmortales, retumbó horriblemente el inmenso poto, crujió la tierra, gimió estremecido el anchuroso cielo y tembló el vasto Olimpo desde lo mas profundo” (Hesíodo)

Los mitos de cosmogonía tratan la formación del mundo, se refieren a la separación inicial del cielo y de la tierra y a la sustitución de los dioses primitivos de la naturaleza por Zeus y sus descendientes.

Urano no se separa de Gea hasta que Cronos lo castra, Cronos se convierte en rey pero sigue tragándose a sus hijos engendrados por Rhea hasta que Zeus es salvado y desplaza a Cronos.

El mito de Urano es una versión especialmente violenta del mito arcaico de la separación del cielo y la tierra. Es un mito ampliamente difundido y comprobado en varias culturas. Es el conflicto entre las generaciones divinas y la lucha por la soberanía.

Después de castrar a su padre, Urano que se retira del mundo maldiciendo a sus hijos, Cronos, el jefe de los titanes, se instala en su lugar, toma como esposa a su hermana Rhea y tuvieron una numerosa prole: Hestia, Demeter, Hera, Hades y Poseidón. Sabía por Gea que estaba condenado a sucumbir por los golpes de su hijo y por ello los devoraba apenas nacían. En la primera generación de dioses, Gea mantenía ocultos a sus hijos dentro de su vientre, pero Cronos se los tragaba sin masticar y los mantenía ocultos de su barriga.

Frente a esta espantosa situación que impide el nacimiento del luz, Reha, siguiendo el consejo de Gea cuando iba a parir a Zeus, el último de sus hijos, se marchó a la isla de Creta y ocultó al niño en una gruta de difícil acceso al cuidado de las náyades y de los curetes o sacerdotes de Zeus, ellos bailan descalzos las danzas guerreras en la entrada de la cueva para que Cronos no escuche el llanto del niño-dios. Regresa con una piedra envuelta en los pañales y la dio a Cronos que se la tragó, creyendo que era Zeus, quien crecía en Creta y cuando se hizo grande y fuerte, enfrentó a su padre Cronos, a quien obliga a vomitar a sus hermanos. El provocador del vómito era una especie de filtro emético sugerido por la magna Gea a su hija Rhea; liberó así a sus hermanos y se arma la guerra: de un lado Cronos y los dioses titanes, en el monte Otris, del otro lado en torno de Zeus, se agrupan los crónidas, en lo alto del Monte Olimpo.

Esta guerra duró diez años mayores, un tiempo enorme dado que cada año mayor dura entre cien y mil años Uno solo de los titanes no participa de la guerra, o se pasa del lado de Zeus, Prometeo quien será luego el benefactor de la humanidad. Los cíclopes, le dan le rayo a Zeus y con esa arma letal mas la ayuda de los poderosos Hecatonquiros, pudo imperar sobre inmortales y mortales.

Los dioses vencidos son encerrados en el Tártaro, donde reina el caos, no hay tiempo ni formas, donde la luz no llega. Poseidón construye una gran muralla y los Hecatonquiros, son los carceleros de los titanes vencidos.

La soberanía de Zeus instaura un nuevo orden en el cosmos reparte la tierra entre sus hermanos y administra la justicia divina. Pero debe mantener la luz, el orden y para ello se casa con su hermana Hera, en una suerte de matrimonio por conveniencia, ya que logra unir elementos celestes y elementos ctonios, justamente el lecho nupcial está en el jardín de las Hespérides un centro del mundo que representa la alianza entre el cielo y la tierra.

Interpretación mito semiótica de la lucha cosmogónica

Teseo y el Minotauro.Mosaico

Michael Yevzlin, el autor de El jardín de los monstruos, es un seguidor de la escuela semiótica de Moscú. En efecto, el autor basa sus interpretaciones, en buena medida, en el mito fundamental de las tradiciones indoeuropeas (la lucha entre el dios celeste y su adversario ctonio). Es un análisis mediante signos objetivos de procesos cosmogónicos como rupturas en dicho proceso o bien como irregularidades rituales entre dioses y hombres, que dan origen los monstruos como residuos ctonios. (Minos olvida un sacrificio a Poseidón y en venganza éste hace salir al toro del mar y Pasifae, su mujer se enamora del animal y pare a Asterión Minotauro).

En resumen, la posibilidad que queda a interlocutores que no se entienden es de reconocerse como miembros de grupos lingüísticos diferentes y de volverse entonces traductores.
T.S.Kuhn (La estructura de las revoluciones científicas)

semiótica.
(Del gr. σημειωτική).
1. f. semiología ( estudio de los signos en la vida social).
2. f. Teoría general de los signos.
semiótico, ca.
1. adj. Perteneciente o relativo a la semiótica, y al punto de vista adoptado por ésta. Es decir, se trata de la semiótica como signo lingüístico o la relación entre significante (palabra hablada) y significado (representación mental de la expresión lingüística). El signo lingüístico es la relación entre significante y significado. Se propone que la semiología sea el continente de todos los estudios derivados del análisis de los signos, sean estos lingüísticos (semántica) o semióticos (humanos y de la naturaleza)

El monstruo tiene una naturaleza cosmogónica, la palabra latina “monstrum” es signo, pero también es señalar, indicar; es decir una polisemia de significado con algo grado de semioticidad, en la cuál, el monstruo señala, genera una diversidad, una tensión semántica y esto genera en el mundo niveles ontológicos por encima (dioses) (elemento cósmicos) y por debajo (hombres).

El árbol por ejemplo, tiene una relación unívoca entre significante (la palabra y el significado la representación mental de la categoría árbol). Pero aun así no es unívoco porque si uno piensa en el árbol genealógico, entonces es multívoco.

La diversidad de monstruo en tanto tal, no es unívoca, puede tratarse de Gea, de gigantes, de titanes, o de criaturas que, por carecer de un espacio abierto, nacen de la tierra con cola de serpiente, cabeza de toro con cuerpo de hombre o de mujer, con alas, es decir elementos unidos por falta de espacio. Por lo tanto, el monstruo puede estar formado a partir de de una multipicidad de órganos humanos o con falta de alguno de ellos; como también por la unión en un mismo cuerpo de elementos diversos.

El monstruo se forma así porque en el locus que habitan el Chthon, carecen de espacio o se trata de un espacio cerrado, y cuando salen a la luz, es decir cuando se forma el cosmos, nacen y salen al mundo con su monstruosidad.

En esta interpretación mitosemiótica, el monstruo no es un producto de la fantasía sino un supersigno que indica momentos críticos en el proceso comos-teogónico o aberraciones en la esfera del ritual. La lucha en el cielo es la lucha entre dioses y monstruos, hermanos que tienen un vientre común, la Tierra, el monstruo portentoso por excelencia. De esta lucha va a depender el proceso cosmogónico que muestran todas las mitologías. Los monstruos van a intentar cerrar el espacio, clausurar la apertura para volver a un centro de gravedad ctonio.
Por otro lado los dioses, van a intentar mantener el orden cosmogónico.

MONSTRUOS EN HESÍODO

Las musas le cantaron a Hesíodo al pié del monte Helicón, mientras apacentaba corderos, le coronaron con un ramo de laurel e inspiraron a Hesíodo para cantar el linaje de los sempiternos dioses, Así cantaban a Zeus con dulce voz el origen de las deidades de la tierra del cielo y el nacimiento de los gigantes y de la raza de hombres. Las musas eran las 9 hijas que Zeus tuvo con Mnemosine, cantaron al poeta el origen de las cosas. Así el autor de la Teogonía, gracias a esa inspiración, canta el nacimiento de dioses y de monstruos como un único proceso generativo.

“En primer lugar surgió el Caos, tras él la tierra (Gea) la de ancho pecho,
cede siempre segura, de todos los inmortales que poseen la cumbre del nevado Olimpo y el tenebroso Tártaro en el interior de la Tierra de anchos caminos”

En este contexto, el Tártaro es el gran abismo en el interior de la Tierra y “chthón” es la profundidad, el cuerpo o vientre. Chthón es el lugar donde nacen y donde se esconden los monstruos que son por esto seres ctonios.

Urano escondía a los hijos de Gaia en su vientre, se iban acumulando y cuando ocurre la castración de Urano por Cronos, salen a la luz, como resultado del proceso cosmogónico y los embriones se desarrollan a la luz.

En este proceso cosmogónico, la castración significa la rescisión de contratos entre el cielo y la tierra. Así se crea la luz, el espacio entre ambos.

La mitología mesoamericana de los aztecas es similar: los dioses Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, bajan a la diosa a la tierra, ella tenía ojos y bocas en las articulaciones, antes estaba el agua y era necesario hacer la tierra. Entonces los dioses se convirtieron en serpientes y agarrando a la diosa por los miembros, jalaron y la partieron en dos, de la mitad de los hombros hicieron la tierra y el cielo de la otra mitad y del espacio se fueron formando todas las cosas del mundo.

De las Grayas, Hesíodo dice que eran canosas desde su nacimiento, esto significa hermanas siempre viejas, atemporales. Las Gorgonas vivían en un posición fronteriza gravitando mas allá del Océano, o sea en el no-espacio.
EL Océano rodea la tierra y de él salen los ríos, como el Estigia, que mana de la roca de inaccesibilidad.

Heracles, Euristeo y el can Cerbero

Lugar de los Monstruos: los mayores viven fuera del mundo, mas allá del Océano o debajo de la tierra: Gorgonas, Gerión el perro Orto y Euritión viven en la isla Eritea, mas allá del Océano, fueron muertos por Heracles en su 10mo trabajo .

Los monstruos menores, tienden a desplazarse hacia el mundo: Hidra de Lerna, La esfinge en Tebas, el león de Nemea. Tifón.
La cosmogonía de Hesíodo se resume diciendo que el espacio caótico se forma del cuerpo primordial que contiene el germen de todas las cosas, las formas productivas son los dioses y las improductivas los monstruos.
La función de los dioses es eliminar o neutralizar a los monstruos para mantener el orden cósmico.

Tifón, el gran monstruo Poscosmogónico

Gea concibe uniéndose al Tártaro, al mayor monstruo poscosmogónico: Tifón, el más joven de sus hijos: “salían de sus hombros cien serpientes, que dardos lanzaban con sus negras lenguas. De los ojos de sus cien prodigiosas cabezas, centelleaba el fuego debajo de las cejas… distintos tonos de voz había en las temibles testas que varias lenguas fantásticas dejaban oir”.

Zeus como dios soberano debe enfrentar al monstruo que amenaza el orden cósmico. Zeus vence a Tifón con sus rayos y truenos y lo entierra debajo del monte Etna, en Sicilia. En la versión de Hesíodo, Zeus es capaz de vencer solo a Tifón, en Apolodoro necesita ayuda.
Tifón era tan alto que con su pelo barría las estrellas con sus brazos extendidos tocaba oriente y occidente y vence a Zeus en el primer round, encerrándolo en lo alto de una montaña y cortándole los tendones para que no pueda huir.

Hermes, que en este asunto cumple una función cosmogónica, mediante un engaño, coloca los tendones al terribilísimo y lo libera, acá sí en el segundo round, Tifón es vencido.
De esta manera el orden cosmogónico está asegurado, pero no se sabe por cuánto tiempo porque Tifón está enterrado, pero no está muerto y la tierra sigue pariendo monstruos.
Hydria-kalpis ático (siglo V a. C.)
J. Paul Getty Museum, Malibu

Interpretación desde una filosofía de la religión

Eugenio Tías, en su libro pensar la religión, reconoce una evolución diacrónica desde salto de la magia a lo sagrado, de la hybris mágica a la terrible magnificencia; esto es, la ruptura con la magia, la comprensión dolorosa y trágica, porque ese dato sagrado es inmanejable y no sirven sacrificios, ni escenificaciones rituales o dramáticas para dominarlo. (arcaica, antes de la religión del padre).

Se pueden distinguir 3 principios religiosos: el primero, el dato sagrado, es la tierra fecunda las fases de la luna los ciclos reproductivos, los terremotos, el ciclo Eros-Tánatos. Es un principio materno, (Gea, Deméter, Cibeles). El segundo principio formal es la ley del padre, que viene a poner orden al primer principio (Zeus Amon Ra Shiva, Dionisos), viene a desmalezar la tierra (Heracles). La ley del padre que somete a la Magna Diosa, da forma orden y ley al substrato salvaje. El tercer principio que viene a arrancarnos de esta prisión de venas hambrientas, es la figura del enviado a través del cuál se traza una senda como la senda entre el par de opuestos, se vuelve al cerco hermético, al gran banquete final, a una escatología organizada atributos propios de la religión moderna, pero que se vislumbran en las religiones anteriores (Shiva, Dionisis, Himnos Orficos Trismegistos).

Nietszche decía que el hombre es esbozo, fragmento y espantoso azar, en relación con el superhombre, el gran anhelo el objeto de deseo, la articulación de esas partes fragmentadas.
La religión actual, fragmentada, cada una con un centro tonal, con una verdad revelada de manera parcial, se parece al hombre de Nietszche.(el descenso del Corán, la encarnación del hijo de Dios y su muerte como expiación de los pecados y la resurrección de Cristo). Entonces sería posible pensar la religión desde el homo religiosus, es decir un hombre que pretende una religión universal, la religión del espíritu, una escatología final compartida.

Esto sería posible, si se considera al hombre como el ser del límite, es decir, el límite del mundo que es el límite del lenguaje, por tanto el ser es el límite como categoría ontológica. Lo que está mas allá no se conoce y es el círculo hermético o sagrado y lo que está mas acá en el mundo es el entre el círculo del aparecer. Aquello que está más allá de toda comprensión y se revela (revelación simbólica) a través del símbolo en el círculo del aparecer, un tercer conjunto entre ambos. Es el lugar de la experiencia religiosa en forma dramática o ritual, literaria o mitológica, la revelación fragmentaria del misterio de lo sagrado. El mito es entonces una exégesis narrativa del símbolo.

Autor: Marcelo Ocampo

Bibligrafía

HESÍODO. La Teogonía. (Fontana)

HOMERO La Ilíada, Terramar

JACQUENOD, R. Diccionario de Mitología. (Salvat

NIETZSCHE, F. El origen de la tragedia (Caronte Filosofía)

Diccionario de la real academia española. http://buscon.rae.es/draeI/

PABÓN DE URBINA J. Diccionario Manual Griego español Vox.

TRIAS, E. Pensar la religión (Altamira)

VERNANT, JP. Érace una vez…El universo, Los dioses, los hombres. Fondo de Cultura Económica

YEVLIN M. El jardín de los monstruos. (Biblioteca Nueva)

Leer más...

martes, 15 de junio de 2010

CRONOS UN DIOS CONTRADICTORIO, IRREVERENTE Y CANÍBAL

Cronos devorando a uno de sus hijos. Francisco de Goya. 1821 - 1823.

Hesíodo, en su obra Trabajos y días, detalla “el mito de las edades” según el cual los hombres, desde su creación, atraviesan tiempos, etapas estrechamente relacionadas con un elemento procedente de la naturaleza. La elección de estos elementos está motivada por el hecho de formar parte de la vida cotidiana de la comunidad, pero los materiales y las razas de hombres avanzan en un mismo sentido: la degeneración. El oro, mineral que define la primera raza, es el material más noble. Los inmortales, que habitan mansiones olímpicas, crearon una dorada estirpe de hombres mortales. Eran los tiempos del reinado en el cielo de Cronos. Los hombres vivían como dioses, con el corazón libre de preocupaciones, sin fatiga ni miseria; y no se cernía sobre ellos la vejez despreciable, sino que, siempre con igual vitalidad en piernas y brazos, se recreaban con fiestas, ajenos a todo tipo de males. Morían como sumidos en un sueño; poseían toda clase de alegrías, y el campo fértil producía espontáneamente abundantes y excelentes frutos. Ellos contentos y tranquilos alternaban sus faenas con numerosos deleites. Eran ricos en rebaños y entrañables a los dioses bienaventurados. El hombre de la raza áurea lo tiene todo y todo lo consigue sin esfuerzo. Al no tener necesidad de trabajar, no está preparado para ello. Además, al no dar valor a las cosas, no se siente agradecido a sus creadores. Esta primera imagen de Cronos está asociada a la abundancia, a la igualdad, al regocijo. A continuación viene la segunda raza, los hombres de plata, luego los de bronce y por último la generación del hierro, los más imperfectos.
Por otro lado, en el mito de Cronos, todo comienza con la unión entre la Tierra, Gea y su hijo Urano, el Cielo estrellado. Según Waldo Ross (1970) aquí aparecen explícitas las tendencias primordiales al impulso incestuoso. La libido, induce a Urano a reintegrarse en el seno de la madre para posibilitar así un nuevo nacimiento del hombre, o sea, para rejuvenecerlo. El impulso incestuoso empuja al hombre hacia la Madre Cósmica, demuestra una experiencia milenaria en donde el hombre ha tratado de rejuvenecerse con la energía de la vida universal. Sólo allí, en el seno de la Madre Cósmica, es posible rejuvenecerse, identificarse con una "pre-estructura vital" ó pre-maternidad elemental, que existe antes del tiempo dividido y fragmentado que conocemos en este mundo. En la Madre Cósmica, la vida controla al tiempo y no a la inversa.
El padre Urano se complacía ocultando a los hijos en el seno de la madre y no dejándolos ver la luz, eran simplemente esclavos. Deseando terminar con el acoplamiento interminable que previene las futuras generaciones, Gea exhorta a sus hijos a penalizar a su padre y Cronos el más joven de los Titanes, accede al pedido y con una hoz corta los genitales de su padre con su mano izquierda (desde entonces la siniestra) y los arroja al mar cerca del Cabo Drépano (hoy Trapani, en Sicilia).

La mutilación de Urano a manos de Crono.
Giorgio Vasari y Gherardi Christofano (Palazzo Vecchio, Florencia).


Esta acción permite la liberación de sus hermanos, pudiendo concebirse a Cronos como un ser liberador ya que permite que se abra un espacio entre la tierra y el cielo en el cual los seres podrán vivir, desarrollarse y a su vez engendrar a otros. Se pone en marcha una fase fundamental para el nacimiento del cosmos, nace el tiempo del devenir. Antes de esta castración, no había posibilidad de generaciones, el tiempo estaba encerrado en sí mismo.
A diferencia de la teoría psicoanalítica de Freud según la cual es el padre (con la complicidad de la madre) quien rompe la férrea unión madre-hijo, originando la castración simbólica del niño, aquí es el hijo, quien a través de la castración, mata simbólicamente al padre impidiéndole la función procreadora. Gea construyó el primer elemento tecnológico, una hoz, pero de la sangre derramada sobre la tierra, nacieron las Erinias que perseguirán los delitos de familia. Del esperma de Urano derramado durante la castración, al mezclarse con la espuma del mar, nace Afrodita.
Esta separación del cielo de la tierra, deja que la creación tome su rumbo, que el devenir ocurra. Esta mutilación liberadora y sacrílega establece súbitamente el amplio reino de la violencia y marca el nacimiento del amor, Afrodita. Los hijos son liberados y comienza la fase de la maternidad pura. La maternidad es contemporánea con el tiempo. Significa que la maternidad no tiene límite y que sus productos (hijos) emergen como en un desborde irrefrenable.
Cronos, desposa a su hermana Rea, y por temor a ser destronado, se devora incansablemente a todos sus hijos. “Si la tierra está limitada, significa una mujer, si no tiene límites, el mundo entero”, dice Ibn Siri, famoso intérprete de sueños del mundo árabe. Su tesis podría dar luz al nacimiento de los estados imperiales. La madre es dadora de vida y por ende portadora de riquezas pero sus posesiones deben estar limitadas por leyes para que los límites no dejen de existir.
Para que esa maternidad sea controlada y haya armonía en la creación es necesario que aparezca el momento de la maternidad estructurada. Se simboliza con la aparición de Zeus. Es decir, esta tercera fase de la maternidad es un proceso posterior al tiempo, simbólico y que se repite según los ritmos de aquél. Recién cuando Zeus, logra liberar a sus hermanos y tíos, se instala un nuevo orden basado en la donación y la autoridad, es el elegido por sus pares para ser el dios supremo del Olimpo. Se instala una nueva forma de mando y surgen hijos que serán dioses que los hombres deberán honrar: la prudencia, personificada en Atenea, la justicia, la paz, las ciencias y las artes, la música y la poesía. Tal es el nuevo orden que alterará Layo cuando inaugura el amor entre hombres que impide la donación de hijos a la sociedad o grupo de familias organizadas.
Según Joel Flores (1995) hay cuestiones que pueden relacionarse entre el mito de Edipo y el de Cronos, ya que hay elementos comunes entre ambos: parricidio, castración e incesto. Edipo es el hijo de Layo, quien es el autor del rapto de Crisipo, inaugurando según la opinión de algunos autores, el amor homosexual y originando consigo una maldición y castigo por parte de la diosa Hera. Según Joel Flores, R “el amor homosexual constituye la negación de la paternidad al igual que el parricidio y la castración representan la muerte del padre, la cual se sintetiza en la destrucción del orden social y natural legado por Zeus”. Se me ocurre pensar si será función y deber de todos los integrantes de la comunidad, donar hijos útiles para la cohesión de la organización del Estado. ¿No bastará con que lo hagan algunos?
De todas maneras, el pueblo de Tebas no castiga la acción de Layo, será la diosa consorte, encargada de garantizar la organización social y la reproducción, quien tendrá la misión de castigar a su descendencia.
A modo de resumen: Edipo fue abandonado por sus padres Layo y Yocasta al nacer por temor al cumplimiento de una profecía que decía que mataría a su padre. Un pastor lo recogió y se lo entregó a los reyes de Corinto. En una ocasión que Edipo consulta al oráculo de Delfos sobre su origen, nuevamente se habla de que matará a su padre y cometerá incesto con su madre. Para evitar la profecía, Edipo huye del reino de Corinto y en un cruce de caminos, luego de una riña, termina por matar a su verdadero padre Layo. Sin saber a quién ha asesinado, entra al reino de Tebas luego de responder el enigma de la Esfinge. Es recibido con honores y se le entrega como premio de haber hecho desaparecer a la Esfinge, la reina viuda: Yocasta. El asesinato del rey no es aclarado en un comienzo pero como castigo de los crímenes cometidos por el nuevo rey, parricidio e incesto, la ciudad es asolada por una terrible peste que provoca la muerte de todo lo viviente, hombres y animales que mueren sin dejar descendencia. Al ser consultado el oráculo de Delfos sobre el origen de tanta desgracia la respuesta fue que era necesario el destierro del asesino de Layo. Luego de varios interrogatorios, la verdad sale a la luz terminando con el suicidio de Yocasta y la partida de Edipo quien se ha quitado los ojos.
Parricidio e incesto, muerte y esterilidad, fue el precio a pagar por haberse alterado el orden establecido. La prohibición del incesto es quizás la única ley universal social que aparecen todas las civilizaciones, sociedades y culturas. Antes de dicha prohibición, el hombre vivía como un animal salvaje gregario donde era imposible aislar células familiares. Su prohibición implica una cambio drástico porque permite la instalación de un nuevo orden donde la familia y su colectivo: la sociedad, fijan leyes que si son aceptadas conducen al nacimiento de la autoridad. Familias dadoras de hijos y Estado organizado, tienen origen casi simultáneamente. Las familias donan sus hijos a la sociedad, hijos libres y educados.
En el incesto, el vínculo está basado en el autoritarismo, en la voluntad del más fuerte, no hay donación de vida porque ésta le pertenece a los padres y el objetivo de la relación es la mera satisfacción personal de sus deseos e intereses. No hay donación, hay apropiación, basamento del poder en desmedro de la autoridad.

Cronos es quien castrando a su padre, libera a esos hijos esclavos, pero se hace acreedor del vaticinio de ser destronado por uno de sus hijos (el terror a los hijos está presente en Urano, en Layo y en Cronos). Y tratando de escapar a los designios divinos todos cometen una serie de acciones que sólo contribuyen a generar el odio necesario para ser efectivamente destronados y que el destino se cumpla irremediablemente. Zeus destronará a Cronos y liberará a sus hermanos y a sus tíos. La comunidad liberada le pide que sea su rey y comenzará su reinado basado en la donación y la autoridad y no en el poder y la apropiación. Tiene numerosos hijos, algunos de ellos personifican la paz, la prudencia, la buena ley, las ciencias y las artes, la música, la poesía. Serán los dioses que deberán honrar los mortales y conformarán el nuevo orden natural y social, orden social que es alterado por Layo cuando descubre el amor homosexual que nuevamente es una forma de castración del padre y por ende impedimento de donar hijos a la comunidad. El acto de Layo inaugura un nuevo tipo de Estado, el imperial basado en el poder y la dominación. Por eso Hera, castiga al pueblo tebano indiferente a la acción de su rey.
Miriam Valdés Guía relata las fiestas en honor a Cronos (el dios de la reversión, restitución, restablecimiento), las Kronias y aporta interesantes conceptos. El elemento más característico de estas fiestas es que sus protagonistas eran los esclavos quienes eran servidos por unas horas por sus amos. Cronos liberó a los esclavos (sus hermanos) y por lo tanto es la principal figura que ellos adoran. Durante la fiesta hay una reversión del orden establecido pero al igual que en el mito, esta subversión es acotada, limitada por el tiempo mismo. Cronos por temor a ser destronado, se come a sus hijos y los esclavos luego de unas horas de festín volverán a ser los sirvientes de sus amos. Nuevamente la liberación será temporal. El desafío sería pensar si podemos alterar algunos órdenes establecidos pero en forma definitiva.
Cronos se identifica al mismo tiempo, de forma aparentemente contradictoria, pero, sin embargo, coherente con la estructura y características del mito y de los ritos de reversión asociados a él, con la abundancia, la opulencia y la felicidad, la igualdad, los sacrificios incruentos, los aspectos pacíficos y alegres, pero, al mismo tiempo, con el sacrificio humano y el canibalismo, el asesinato y la mancha que se deriva del mismo, el caos y la rebelión. En Atenas, la fiesta, se celebrada en el mes Hecatombeón, primer mes del año, llamado con anterioridad Kronion, y estaba situada entre la fiesta de las Esciras (en Esciroforión, último mes del año, momento de celebración de Zeus Eleutherios) y la de vuelta al orden, las Panateneas. Era una festividad que adoptaba un tono alegre y festivo, donde se realizaba un banquete en el que participaban los esclavos que eran servidos durante unas horas por sus amos. Fue muy popular en las épocas del tirano Pisístrato por lo que la imagen de la tiranía como una vuelta a la edad de la abundancia y de la paz pudo comenzar a forjarse, quizás de forma intencionada. De hecho, un indicio de esta posiblemente buscada similitud del tirano con el rey Cronos, puede encontrarse en las construcciones que Pisístrato realizó en el templo de Zeus Olímpios junto al Iliso, que albergaba en su interior un santuario de Cronos y de Rea, su esposa (además de Gea) a la que también se veneraba en las Kronias. El hecho de que Pisístrato destacara este culto y tal vez la fiesta, así como la figura misma del rey mítico, tal vez subrayando sus aspectos pacíficos, alegres, rurales y vinculados con la abundancia, podría ponerse en relación con el carácter del tirano como líder del demos, que en esos momentos, estaba estrenando en muchos casos una recién conquistada libertad y ciudadanía. Las medidas de Solón, sin embargo no los había eximido todavía del dominio y de la presión de los nobles locales y de su patronazgo en el campo, ni tampoco de la posibilidad de caer, de nuevo, en situaciones de dependencia rayanas con la esclavitud.
Cronos, se hace popular en el momento de la tiranía que trata de proteger y/o atraerse a los campesinos recientemente liberados de su dependencia y esclavitud. De este modo, las Kronias, fiestas de reversión en las que se enfatizan, en Atenas, los aspectos positivos, no se ligan con ninguna rebelión de esclavos en la ciudad, pero sí con una etapa histórica en la que se promociona, desde la tiranía, al demos recientemente liberado.

Estatua (1765-75), Franz naz Gunther.

Finalmente, Malena Segura Contrera, expone su tesis sobre el accionar de Urano y Cronos comenzando con el cielo, quien no dejaba ver la luz a sus hijos porque parecía pensar que ellos mostraban una naturaleza corporal terrestre demasiado limitadora; su padre quería hijos perfectos, idealmente incorpóreos. Esa frustración por la no coincidencia entre lo deseado y lo alcanzado, entre el ideal imaginario y la realidad materializada, lo lleva a gozar con su no existencia, prefiere ocultarlos. Como se puede ver, nuestra dificultad humana con los límites ya nos viene atormentando desde hace mucho tiempo, apareciendo claramente en los textos míticos arcaicos y todavía hoy persiguiéndonos a través de esos contenidos que se perpetúan en nuestro imaginario cultural. Cronos es popularmente descripto como maléfico, exactamente porque representa nuestra dificultad para tratar los espacios fronterizos de la cultura, sean ellos factuales o simbólicos, y generalmente lo vemos con temor, a pesar de haber sido él, el viabilizador de la concretización material de la vida: el responsable mítico por la sobrevivencia de los seres-frutos de la unión entre la Tierra y el Cielo.
Cronos es, de alguna manera, el guardián del portal temporal que nos cabe atravesar a cada nuevo día, a cada nueva semana, a cada nuevo fin de ciclo. Él pone en juego nuestras angustias frente a los rituales de pasaje, nuestra neurosis hipercompleja que a cada nueva crisis precisa reorganizarse para sobrevivir, deja claro la crisis de nuestro modelo cultural, cuanto a la noción de tiempo y su incapacidad de tratar con el síndrome de los fines, con la escatología básica del hombre-humano, del ego que en su hybris se quiere inmortal.
Es en las zonas fronterizas que encontramos el mayor grado de incerteza la cual termina por generar una angustia que afecta la estabilidad del sistema. Por eso, cabe a la cultura proponer respuestas a esa angustia humana básica, apaciguándola, ocupando esos espacios fronterizos.
Al castrar al padre cielo y tierra se separan y entre ellos comienzan a aparecer todas las cosas de este mundo, incluidos nosotros, mortales. Se da lugar al orden cósmico. Génesis.
Amanda Nuñez García, relata que Cronos, para conservar su reinado, ya que le habían augurado que uno de sus hijos se sublevaría contra él, devoraba toda su descendencia. Cronos es un dios que necesita engullir y matar a todo lo otro para que permanezca su poder. El dios que mata para conservar su eternidad. Dios de la muerte de todo lo finito para ser él, infinito, el eterno nacer y perecer; y Aión: el eterno estar y retornar, lo que hay entre nacer y morir. Entre nada y nada. Lo pleno.
Cronos devorando a uno de sus hijos. Rubens

Cronos: La duración. El espacio de tiempo que hay entre la vida y la muerte; y Aión: el tiempo pleno de la vida sin muerte.
Cronos: El presente con su pasado y su futuro.
Cronos: El tiempo del movimiento, del trabajo, de lo que Aristóteles llama las acciones imperfectas que tienen su fin desgarrado fuera de ellas: adelgazar, construir una casa. Estas acciones se caracterizan por ser inservibles cuando se llega a la meta requerida. Cuando se llega, muere el movimiento porque no valía por sí mismo: al acabar la casa, no se sigue construyendo, al adelgazar, no se sigue adelgazando. Aión, por el contrario, como el éxtasis que sobrevuela los movimientos. Como acción perfecta que tiene el fin en sí mismo: veo y continúo viendo, amo y continúo amando. Acción sin muerte aunque todos muramos, porque el amor y el ver no dependen de nosotros, sino más bien nosotros de ellos. Cronos: el tiempo del reloj, del antes y el después. Aión, el tiempo del placer y del deseo donde el reloj desaparece. Representa el tiempo de la vida, el tiempo cíclico que nos muestra que aunque exista la muerte, siempre habrá otra vida, no se mueve en línea recta como Cronos sino en círculos.
Kairós. Demonio fugaz que aparece como inspiración y nos lleva a otra dimensión.
Momento oportuno, se le llama a este kairós. Ocasión. En griego se utiliza en atletismo, el punto justo donde un atleta tiene que entrar para ganar. En surf el momento en el que se coge la ola, el pliegue, antes no se puede y después tampoco o caerás, sólo se puede permanecer en equilibrio en algo tan inestable y peligroso como una ola si uno se introduce en el momento oportuno. Kairós. También en medicina: momento más apropiado para intervenir. Y en retórica: tema y estilo, lo invisible que hace que todo lo demás se articule con gracia, pero que si no se alcanza hace que todo sea un desastre.
El kairós, el instante.

CONCLUSION.
Cronos nos demuestra que por más aterradora que parezca la realidad imperante, siempre es posible su reversión. Aunque a veces pareciera que el orden establecido es inalterable, Cronos nos invita a la acción revolucionaria. Pero el gran desafío es quizás animarse a pensar en una liberación menos temporal, más permanente y sin necesidad de pagar un costo tan elevado como él pagó al devorarse a sus hijos. Los logros deben incorporar el devenir de un tiempo menos acotado.
Para ello, las sociedades deberían esforzarse por tener menos dogmas, límites más elásticos y mecanismos que permitan contener situaciones y realidades diferentes, sin necesidad de arrojarlas a zonas delimitadas como fronterizas, producto de feroz terror que le producen. Incorporar las diferencias, nos permitirá vivir menos angustiados, menos preocupados por diferenciarnos y más felices con nosotros mismos.

Autora: Laura Draghi

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
Collares Barbosa, Gabriel. 2000.“Tempo, tecnolofia de informacao e formas de controle”. Lumina- Facom UFJF Vol 3 N|2 p:153-162
Hesíodo, Trabajos y días, 106- 201. Traducción de Aurelio Pérez Jiménez, Hesíodo, Obras. Biblioteca Básica Gredos, Barcelona, 2000, 70-74.
Joel Flores, R. 1995. “Edipo; mito fundacional de los estados imperiales”. Política y cultura. M| 4. Universidad Autonómica Metropolitana. Xochimilco. Distrito Federal, México.

Nuñez García, Amanda. Marzo de 2010. Los pliegues del tiempo; Kronos, Aión y Kairós Año IX. Número doble: 12 y 13. Sevilla. Tinta china. Revista de Literatura..

Ross, Waldo. 1970 “Alejo Carpentier o sobre la metamorfosis del tiempo”. Actas del Tercer Congreso Internacional de Hispanistas, pp: 753-764.

Segura Contrera, Malena. 1996. “El mito en los medios de comunicación Cronos. El guardián del portal temporal”. Congreso Español de Semiótica.

Valdés Guía, Miriam. 2004. “La constitución dela religión cívica en Atenas arcaica”. Ilu Revista de Ciencias de las Religiones, v. 9 p: 281-348.


Leer más...

domingo, 6 de junio de 2010

FIGURAS FEMENINAS DE LA MUERTE EN GRECIA

Medusa, Caravaggio

Para referirse a la muerte los griegos disponían de un nombre masculino, Thánatos. Aparecía representado junto a su gemelo Hypnos, sueño, como un hombre joven portando casco y coraza. Cargando con el cadáver de algún héroe caído en batalla, alejándolo para que le sean rendidos los honores fúnebres. Los dos hermanos sólo se diferenciaban de los combatientes por las poderosas alas sen sus espaldas. El papel de Thánatos no consiste en matar sino en acoger al muerto, en hacerse cargo del que ha perdido la vida, no es terrorífico ni monstruoso. Thánatos adopta la forma propia del guerrero que ha encontrado “la bella muerte “, el perfecto cumplimiento de su vida: gracias a sus proezas, a la muerte heroica, el combatiente permanece para siempre fijado en la vida y en la memoria de los hombres, la epopeya celebra su nombre, las estelas en su tumba lo muestran para siempre en la flor de su juventud. Thánatos no representa el terrible poder de destrucción que se abate sobre los humanos, sino más bien ese estado diferente a la vida del que nadie puede escapar puesto que mortales deberán abandonar algún día la luz del sol para precipitarse en la oscuridad y la noche.

La muerte en su aspecto más horrible, como potencia terrorífica, es representada como figura femenina, encarnación de lo pavoroso: es el rostro monstruoso de la Gorgona cuya mirada convierte en piedra. Y es otra entidad femenina, Kere, maligna, horrenda, la que representa a la muerte como fuerza maléfica que se abalanza sobre los humanos para destruirlos, sedienta de sangre, tragándoselos para ser engullidos por la noche.

Thánatos no es tan tranquilizador como su hermano Hypnos porque es el que toma para siempre al hombre que ha elegido. No se puede escapar de él.

En cuanto a Kere, en La Ilíada sobre el escudo de Aquiles, la execrable Kere es representada sujetando a un herido y a otro aún sano y arrastrando por los pies a un muerto, con un vestido enrojecido de sangre de sangre humana. Il XVIII. Ya no es el ámbito de Thánatos que si bien es inevitable ofrece la posibilidad de una muerte heroica; es el territorio de las potencias malignas, de las siniestras furias llenas de odio sanguinario.

Thánatos estaría más cerca de la bella muerte, ideal de la vida heroica; en tanto Gorgona y Kere están próximas a lo que transforma a un ser vivo en cadáver y del cadáver en carroña, es lo repulsivo y horroroso.

Hay varias formas de que los vivos tengan presentes a los muertos. Es una estrategia social que convirtiendo a determinados difuntos en el pasado mismo de la ciudad, convocados por la memoria colectiva, intenta domesticar a la muerte, civilizarla. Es el papel de Thánatos. En cambio Gorgona y Kere son la confrontación brutal con ese más allá situado tras un umbral que pasa a otro lado al que ninguna mirada puede llegar, la nada, el horror de la noche.

Hay otras figuras femeninas de la muerte, como Sirenas, Harpías, Esfinges, las que al horror y el terror añaden la fascinación, la seducción. Son territorios donde Thánatos y Eros se entrecruzan y el combate a muerte del guerrero se mezcla con la atracción y la un ión sexual de hombres y mujeres.

Si nos remontamos al origen, en la Teogonía, el nacimiento de Afrodita precede al de los hijos de la Noche que llevan la muerte en sus nombres: Destino, Kere, Thánatos.

Afrodita encuadra con Eros e Hímero (amor-deseo) que desde el primer momento forman parte de sus privilegios, lo mismo que los encuentros amorosos y las charlas tiernas.

Por otro lado los hijos de la Noche parecen oponerse a ella. La Noche es junto a Erebo el poder salido del Caos, el abismo primordial. En La Ilíada el fantasma de Patroclo aparecido ante Aquiles se refiere al destino de difunto que le ha sido asignado: la horrible Kere ha abierto la boca para engullirme (Il XXIII). Esto demuestra que cuando Kere abre la boca para tragarse a alguien lo devuelve a la noche, al abismo originario.

Junto con las potencias sombrías y negativas, representantes de la muerte, de la desgracia, aparecen las bellas jóvenes llamadas Hespérides. En los confines del mundo donde el sol se pierde en la noche, estas vírgenes guardan las manzanas de oro. La localización es inaccesible, vigilada por un feroz dragón e indica que aunque Hera y Zeus se unieron en ese jardín, los mortales, si pretenden conseguirlo, deben atravesar la muerte.


En el linaje de la Noche, entre las diversas calamidades que ha engendrado, figuran Ternura amorosa y Engaño (Philótes y Apáte), dos entidades que se suponen el privilegio de Afrodita. Están además Luchas, Combates, Asesinatos y Matanzas, todas formas de muerte violenta, y vinculadas a ellas están Palabras Engañosas. En la Teogonía se explica que en el seno de Pandora Hermes puso los embustes y las palabras engañosas. Hay que recordar que antes de la creación de Pandora, no existía la muerte para los hombres, permanecían jóvenes hasta llegar a un dulce sueño. Así MUERTE y MUJER surgieron al mismo tiempo.

Esta relación de los poderes de la noche con las estrategias femeninas de seducción y los encuentros amorosos se describen en la Ilíada, donde se asemeja el encuentro cuerpo a cuerpo de los guerreros bajo el signo de Thánatos con el amoroso encuentro entre muchachos y muchachas. Se habla del íntimo encuentro de la guerra, la lucha cuerpo a cuerpo, de las armas y el deseo de saciarse de la carne del enemigo, blanca como la de una mujer Il XIII.

Eros por su parte, puede dominar a cualquier dios o mortal, es un encantador; cuando toma posesión de alguien lo arranca del mundo cotidiano para situarlo en otra dimensión; los griegos dicen que Eros rodea la cabeza con una especie de bruma, extendiéndola a su alrededor hasta cubrirlo. La muerte también cubre con un capuchón de oscura bruma, tapa los rostros.

Eros desune y quiebra los miembros, quiebra las rodillas a semejanza de la fatiga en el combate, lo mismo hace la muerte.

La presencia femenina por el deseo que emana basta para ablandar las fuerzas del varón, para quebrar sus rodillas. La femineidad atrayendo al hombre hacia ella con fuerza irresistible actúa como la muerte. Así Thánatos adquiere rostro de mujer, no terrorífico sino fascinante, atractivo y peligroso.

Se denomina Póthos al deseo capaz de quebrar miembros y no Hímero. Platón explica la diferencia entre ambos términos. Hímeros se refiere al deseo dirigido hacia alguien que está aquí, es el deseo que puede satisfacerse. Póthos es el deseo que apunta al ausente, el deseo que sufre sin poder calmarse, es la pesadumbre, la nostalgia. Es un sentimiento ambiguo porque implica a la vez el impulso apasionado hacia la presencia amada y el doloroso golpe de la ausencia, la distancia infranqueable. Póthos es el duelo. Cuando alguien muere sus allegados lo recuerdan constantemente como hiciera Aquiles con Patroclo. A fuerza de recordarlo, de evocarlo, logran hacerlo presente pero la presencia material se oculta, es un fantasma. Juego de ausencia y presencia por medio del duelo, es también la experiencia propia del deseo en el caso del amante, de su impotencia para poseer para siempre y por completo al compañero sexual.

Así el póthos funerario y el erótico se corresponden. Este tema aparece en Los Persas de Esquilo, las mujeres persas acompañaban a sus esposos a la guerra y lloraban enlutadas por el póthos que sentían por sus hombres muertos. En el Agamenón de Esquilo el póthos amoroso en relación a Helena gobierna el corazón de Menéalo y hace que pueble el palacio abandonado con los fantasmas de ella. Así en su esplendorosos encanto, irresistible e inasible, Helena resulta similar a las presencias del más allá, desdoblada entre sí misma y sus fantasmas. Representa a la horrible Kere, homicida y quedan reunidos el deseo y la muerte.

En el mito de Perséfone y de Helena el rasgo común es el rapto en brazos de algún ser alado que muestra que el amor y la muerte son dos aspectos de un mismo poder: Eros y Thánatos.
Los demonios alados, de pecho y rostro femeninos, como las Harpías, Esfinges y Sirenas eran representadas en las tumbas griegas para velar por los muertos. Las Harpías son potencias que arrebatan, monstruos femeninos que combinan el encanto con las garras de aves rapaces y son representadas tanto estrechando entre sus brazos a modo maternal algún difunto como atacándolo para descuartizarlo y devorarlo.

Hay dos episodios en la Odisea en que la figura femenina aparece como imagen invertida.

1- Las Sirenas: Circe le advierte a Ulises que si quiere huir de la muerte y de Kere debe huir de la seductora llamada de las Sirenas. Seducen a cualquier mortal del mismo modo que Eros y nadie puede regresar a su hogar. Las Sirenas están en un prado florido donde hay una montaña de huesos blanqueados por el sol junto con los cadáveres en descomposición. Su canto, su encanto las sitúa dentro del campo de la fascinación sexual, en lo irresistible del llamado erótico. Al mismo tiempo equivale a la muerte en su aspecto monstruoso, sin funerales, ni tumbas porque la descomposición del cadáver es al aire libre, sin ninguna concesión social. Cuando el navío de Odiseo se acerca queda atrapado por la clama como en una tierra donde la vida se ha esfumado. Las Sirenas ven pasar el barco con Odiseo atado al mástil y qué hacen entonces? Cantan como los aedos dirigiéndose a él como la gloria de los aqueos, lo inmortalizan como héroe viril, de gloria eterna y así Odiseo puede verse no como marinero afligido sino como será una vez que haya muerto, convertido en héroe de memoria eterna; le cantan la esperanza ilusoria para que se vea viviendo a plena luz del día como mortal y a la vez viviendo con el status de muerto heroico como si hubieran abierto las fronteras que limitan la existencia humana y pudieran franquearse sin dejar de existir.

Si le fuera dado al hombre en vida escuchar por adelantado el canto que ha de alabar su memoria descubriría no la bella muerte sino la terrorífica muerte, porque la muerte es un umbral que no puede atravesarse con vida. Así las Sirenas se asemejan a Gorgo y su horripilante mueca y su inhumano alarido.

2- Calipso: Calipso tiene un papel fundamental en la Odisea, inicia el relato. Atenea la denuncia ante la asamblea de los dioses como responsable de las desgracias de su protegido. Zeus envía a Hermes con la orden de que debe dejar que Odiseo retorne a su hogar. El amor de Calipso por un mortal se repite a lo largo del relato; en apariencia se trata del retorno o no del héroe a su país, pero en realidad lo que se ventila es la posibilidad de la vuelta al mundo de los hombres. “Ya habían llegado a sus moradas todos los demás héroes que pudieron salvar sus cabezas de la muerte “sólo él quedaba retenido por la fuerza por una diosa en las cavidades de su caverna: era la divina Calipso que ardía de deseos. Calipso deriva de esconder, es la que se esconde en las cavernas y la que esconde. No lo ha arrebatado ni raptado tal como hacen Eros y Thánatos. Naufragó en los confines del mundo, los dominios de Calipso, adornados de bosques y fuentes. Esta isla habitada por la diosa y el hombre apartada de todo y de todos, se encuentra en un territorio al margen, alejado tanto del mundo de los dioses como de los mortales. Es un lugar en ninguna parte donde Odiseo ha desaparecido, engullido sin dejar rastro y lleva una existencia entre paréntesis. Al igual que las Sirenas, Calipso canta con hermosa voz y lo seduce para que olvide a Itaca.

Olvidar a Itaca representa cortar con todos los vínculos que lo atan a la existencia y a los suyos que tratan de mantener su recuerdo. Pero en esa reclusión no puede gozar de la condición ni de vivo ni de muerto, aún vivo ha sido expulsado de la memoria humana, se ha convertido en invisible para los mortales, ha desaparecido sin gloria. Podría haber algo peor ? Qué le ofrece Calipso a cambio? Escapar de las desventuras del regreso pero eso es algo baladí , lo que le ofrece es la inmortalidad, dejar atrás la senectud y la muerte. Podría vivir con su compañera inmortal en el fulgor de la juventud, no conocer la decrepitud. Pero el precio a pagar por esa evasión de las fronteras de la condición humana equivale a renunciar a ser el héroe épico, no aparecería su nombre en la Odisea que celebre sus proezas, quedar en el oscuro olvido, quedar con los sin nombre, engullido por la noche.
Es el desprecio heroico de la inmortalidad lo que elige Odiseo. Para los griegos de la época de Homero lo importante no era vivir en ausencia de la muerte, impropio de mortales sino la permanencia en el tiempo indefinido entre los vivos gracias a la gloria conquistada en vida y al precio de lo único que no tiene precio: la vida .

Frente a la figura femenina que representa el más allá de la muerte, en su doble dimensión de seducción erótica y de tentación de inmortalidad, Odiseo prefirió la simple vida humana a la luz del sol y con el amargo sabor de la condición mortal.

Autora Rita Fernandez


BIBLIOGRAFIA

La Ilíada. Homero. Ed Losada 1977

La Odisea. Homero. Ed Terramar 2004

El mundo de Homero. Pierre Vidal Naquet. Ed FCE 2003

El individuo, la muerte y el amor en la antigua Grecia. Jean Pierre Vernant. Ed Paidós 2001

Leer más...