Thetis dipping Achilles in the waters of the river Styx.
Donato Creti, 1671-1749. Pinacoteca Nazionale, Bologna.
Donato Creti, 1671-1749. Pinacoteca Nazionale, Bologna.
Autora: Laura Draghi
Este trabajo intenta analizar la incidencia de dos madres Tetis y Olimpia sobre la personalidad y accionar de sus hijos Aquiles y Alejandro Magno. Ciertamente una integra el mundo mítico, la otra es un personaje histórico. Sin embargo partiendo del conocimiento de la idolatría que tenía Alejandro por su héroe Aquiles, se buscaron simetrías y diferencias entre sus madres, tratando de valorar el rol y la impronta de estas mujeres en la vida de sus hijos.
1. AQUILES Y ALEJANDRO MAGNO. LOS DOS PERSONAJES QUE DIERON ORIGEN A ESTE ESTUDIO.
Según Hegel (Lecciones de Filosofía en la Historia Universal): La vida griega es una verdadera hazaña de juventud. Aquiles, el joven creado por la poesía, la inaugura. Alejandro Magno, el joven real, le pone término….El remate de la vida griega es Alejandro, el segundo joven, la más hermosa, la más libre individualidad que ha existido jamás. Alejandro está a la cabeza de la juventud plenamente lograda; es la cúspide del mundo propiamente griego.
Así como Aquiles es el hijo del poeta, Alejandro es el digno hijo de Grecia.
“Alejandro es la encarnación del conquistador total, del rey que monta su negro caballo y reduce a posesión suya todo cuanto su vista es capaz de abarcar mientras cabalga. Alejandro es la última conexión con ese mundo mitológico que nos remonta a Homero.”
J. I. Lago
Nadie duda de que ambos personajes estén de un modo ú otros vinculados a la tragedia. Como insumo originario, la tragedia implica rebeldía y acción, actos indudables que conforman según sus protagonistas, una conducta adecuada, aunque se sabe, llevan a la muerte. Pero dichas acciones expían una culpa y dan sentido a la existencia. El fin que nosotros como espectadores vemos, no es el que persiguen los actores de la tragedia, no es: la muerte, el acto explícito, sino el sentido a la vida. Y esto es lo que buscan Aquiles y Alejandro.
Aquiles, en La Iliada, que narra la cólera del héroe, debe enfrentarse a la culpa de no haber sido él el muerto por Héctor y debe vengar el crimen de Patroclo, sabiendo que va en búsqueda de su muerte, pero también seguro de que ese acto heroico, le dará sentido a su breve y eterna existencia. El concepto de la “bella muerte”, presente tanto en Aquiles como en Alejandro Magno, podría ser un significativo punto de unión entre estos personajes.
Según Jean-Pierre Vernant (2008) la bella muerte está ligada, por un lado a la tradición oral de la historia, y por otro a la concepción de la vida y la muerte presente en el hombre griego. Para el mundo de Aquiles (el ideal del hombre heroico) la única forma de trascender, es teniendo una muerte heroica, que posibilite el recuerdo eterno, el cual se visualizará en los repetidos cantos escuchados a través de sucesivas generaciones y en la colocación de lápidas con los datos del difunto. No existe la idea de la individualidad de los cuerpos y de las almas, ni la concepción judeo-cristiana de la resurrección de la carne. Luego de la inexorable muerte, a los griegos de la época, sólo les esperaba la permanencia eterna en el Hades. La muerte heroica, es casi un acercamiento al mundo de los dioses ya que el hombre no cumple con el lógico desenlace en la vejez, con un cuerpo agotado, feo y vencido. Es el joven hermoso, digno de mirarse, quien expone su vida, su honor, su valentía y sus valores, diariamente. Tanto Aquiles como Alejandro, escogen este final, convencidos de su accionar y sin dudar de que la inevitable muerte, le terminará dando valor eterno a sus vidas.
Ambos recibieron de parte de sus madres, un oráculo que les daba a elegir entre una vida larga, serena y común, que culminase con una muerte anónima, ó una vida corta, expuesta, gloriosa y una bella muerte.
“Dos destinos, le dijo Tetis, puedes elegir.
Permanece en la contienda y serás conocido para siempre como el más glorioso de los guerreros, y tu vida será corta como el batir de un ala.
O, si puedes ser feliz sin este renombre, vive largo tiempo, y en paz, cultivando las tierras de Peleo en Ftía junto a Neptólemo, el hijo que ahora crece en el útero de Deidamía. Elige”.
Aquiles elige la vida corta y la gloria eterna.
Por su lado Olimpia, madre de Alejandro, poco después de su boda, tuvo un sueño en el cual era poseída carnalmente por una serpiente, el Dios Zeus-Amón disfrazado, y el hecho resultaba de su agrado. Consultado al oráculo de Dodona, la respuesta fue:
“Significa que el hijo que nazca de ti descenderá de la estirpe de Zeus, en tu seno se ha mezclado la sangre de un dios con la sangre de un hombre. El hijo que des a luz resplandecerá con una energía maravillosa, pero lo mismo que las llamas que arden con luz más intensa, queman las paredes del candil y consumen más de prisa el aceite que las alimenta, así también su alma podría quemar el pecho que la alberga. Recuerda reina, la historia de Aquiles, antepasado de tu gloriosa familia: le fue concedido elegir entre una vida breve y gloriosa y otra larga pero oscura. Eligió la primera. Cuando la naturaleza de tu hijo se manifieste en su plenitud, prepárate para todo, hagas lo que hagas, no conseguirás impedir que se cumpla su destino”.
La relación ente ambos personajes (uno mitológico, el otro histórico) surge debido a la misión que deberá cumplir Alejandro y su conocida fervorosa pasión por la épica homérica. Hay muchísimos testimonios que verifican el conocimiento que el rey poseía sobre los actores de los poemas homéricos. Más allá de los gustos personales del macedonio lo cierto es, que si Alejandro pretendía acometer una empresa panhelénica bajo su mando e invadir el Asia, el referente mítico más evidente, era la Guerra de Troya y Aquiles, como el mejor de los aqueos, el personaje asociado de forma directa a la búsqueda de la gloria. Así, Alejandro aparecerá luego de sus campañas triunfantes, ante los ojos de los griegos, como el joven guerrero victorioso contra los bárbaros, y obtendrá la gloria que le permitirá ser recordado eternamente.
Aún hoy, los pescadores de la isla de Lesbos hacen callar a gritos al mar con la pregunta "Dónde está Alejandro Magno?" y al entonar la tranquilizadora respuesta "Alejandro Magno vive y es rey" descansan seguros de que las olas amainarán.
2. EL MITO DE TETIS.
Tetis, la más bella de las Nereidas, la de argénteos pies, la de hermosos cabellos, la dama del mar (La Ilíada) es una divinidad marítima y conforma una de las 50 hijas de Nereo, el Viejo del Mar y Dóris una de las Oceánides. Las Nereidas son las ninfas del mar que viven en las profundidades de las aguas, pero que en ciertas ocasiones, emergen a la superficie para ayudar a los marineros que surcan los mares. Tetis, como todas las diosas marinas, puede fluir fácilmente adoptando formas infinitas.
Tal era la belleza de Tetis que tanto Zeus como Poseidón querían poseerla, pero Prometeo, conocedor de un oráculo, les advirtió que el niño que ella tuviera, sería más poderoso que su padre:
“Hacedla aceptar el lecho de un mortal y que vea a su hijo perecer en la lucha, un hijo que es como Ares por la fuerza de sus manos y como un relámpago por la rapidez de sus pies. Mi consejo es que se entregue este divino honor nupcial a Peleo, hijo de Éaco, de quien se dice es el más piadoso entre los hombres que viven en la llanura de Yolco." (Temis a los dioses. Píndaro, Odas Ístmicas 8.35”).
Zeus, conciente de que podría entonces repetirse la historia que él vivió con su padre Crono y éste con Urano, pretende desterrar para siempre esa lucha entre jóvenes y viejos, padres e hijos, y derrocamiento de los mayores por parte de generaciones nuevas. De ahora en adelante, ese será un problema para los hombres, no para los dioses. Por lo tanto, para mantener el trono eterno y evitar luchas de poder, los dioses prefirieron abstenerse de conquistar a la diosa y permitir que un mortal la amara. Enviaron a Iris, quien se encaminó a entrevistarse con el centauro Quirón, uno de los más famosos sabios de la Antiguedad. Entre los discípulos de este sabio y muy estimado por él, destacaba por su hermosura, inteligencia y valentía el joven Peleo, quien era gobernador de los Mirmidones y había demostrado su valor en la expedición de los argonautas.
Lógicamente la diosa Tetis se sintió humillada por la imposición que le hicieron los dioses, por ello rechazó a Peleo. Esta resistencia fue representada en repetidas obras de arte: ánforas, vasos, platos, frescos, etc. Según Apolodoro: "Por consejo de Quirón, Peleo la mantuvo agarrada mientras Tetis se metamorfoseaba y aunque a veces era fuego, otras agua, otras animal, no la soltó hasta verla recuperar su forma original" . En una instancia Tetis se disfraza de sepia (calamar) para expulsarle tinta y desaparecer, pero Peleo logra consumar sus propósitos manteniéndola apretada entre sus brazos. (Hoy Cabo Sepia enfrente a la isla Skiathos).
Cabo Sepia
Hesíodo, en su Teogonía utiliza el verbo dámmemi para expresar que fue desposada sin aceptación voluntaria, con sometimiento y dominación. El matrimonio se celebró con la presencia de los dioses del Olimpo, en el monte Pelión, macizo montañoso que se eleva entre el mar Egeo y el golfo de Volos, formando una península.
Los novios, que se casaron en el monte Pelión, recibieron innumerables regalos de los Dioses incluso dos caballos Balio y Janto, que luego acompañaron a Aquiles en la Guerra de Troya. Todos los dioses esperaban la boda, con excepción de Eris, diosa de la discordia y la contienda, quien, furiosa por ser excluida, arrojó en la reunión una manzana de oro que decía «Para la más hermosa». La manzana de oro, esa maravillosa y deslumbrante joya, apareció en la cima del Pelión a la espera de que alguien la tomase y encenderá la Guerra de Troya. Las raíces de esta guerra no sólo se hunden en las contingencias de la historia humana, sino que derivan de una situación compleja, que hace a la naturaleza de las relaciones entre dioses y hombres. Aquellos no quieren conocer la vejez, la lucha de las generaciones sucesivas, y las entregan a éstos a la vez que les ofrecen esposas divinas. Así surge la situación trágica: los hombres no pueden festejar bodas sin conocer también ceremonias fúnebres. Todas las diosas presentes se disputaron ser las destinatarias de la manzana, especialmente Hera, la esposa de Zeus, Atenea, su hija, y Afrodita, diosa de la belleza y el amor. Encomendaron a Zeus que resolviese la disputa, pero éste, que prefería no ganarse la enemistad de ninguna, al verse obligado a elegir a una de ellas, delegó la elección en Paris. Paris adjudicó la manzana a Afrodita, diosa del amor, quien a cambio le prometió a Helena, reina de Esparta, la mujer más hermosa del mundo, y el rapto, conocido por todos, fue la semilla de la ya nombrada guerra.
2.1 DESCENDENCIA DEL MATRIMONIO.
Tetis y Peleo tuvieron varios hijos, pero ella, apenas nacían, buscaba hacerlos inmortales. Según algunas versiones, los asfixiaba para que no heredaran rasgos mortales de su padre. Al igual que el resto de sus hermanos, Aquiles era mortal. Dos leyendas relatan el accionar de su madre: en la primera, Tetis trata de inmortalizar a su hijo sumergiéndolo en las aguas del río Estigia; consigue hacerlo invulnerable en todo su cuerpo, exceptuando el talón por donde lo sujetaba.
La segunda versión cuenta que Tetis, a escondidas, exponía a su hijo al fuego y luego le curaba las heridas con ambrosía, cuando fue sorprendida por Peleo, quien arrancó con violencia al niño de sus manos y, éste, quedó con un talón carbonizado, que su padre sustituyó por la taba del gigante Damiso, célebre por su velocidad en la carrera. De ahí que se le nombrara como “el de los pies ligeros”, aunque también se le atribuían calificativos como “el de la dorada cabellera, “el más valiente de los griegos”, “Pélida”, etc.
De cualquier manera, una vez más, todo es echado a perder por la intromisión de un mortal incapaz de aceptar algo que le es extraño, incomprensible y hasta criminal.
Como resultado, la diosa Tetis encolerizada, no pudo resignarse a esa frustración de no darle vida eterna a su hijo, abandonó a su esposo y regresó junto a las nereidas al fondo de los mares.
2.2 CRIANZA Y JUNVENTUD DE AQUILES.
El niño fue confiado al centauro Quirón, hijo de Cronos y la ninfa del tilo Filira. Quirón habitaba una cueva solitaria en el monte Pelión y creció separado del resto de los de su raza. Era gentil y su mayor saber fue la medicina, practicaba incluso la cirugía, además de poeta, filósofo y maestro de tocar la lira. Se lo consideraba el más sabio de todos los centauros y era amigo de los hombres y protegido de Apolo, a cuyo hijo Asclepio inició en las artes curativas.
Quirón alimentó a Aquiles con jabalíes, entrañas de león y médula de oso para aumentar su valentía; además, le enseñó el tiro con arco, montar a caballo, lanzar el disco, y familiarizarse con las técnicas del pugilato. Varias obras artísticas nos muestran a Aquiles tocando la lira e incluso iniciándose en la escritura. También lo formó en el arte de la elocuencia y la curación de las heridas. Ante la muerte de Quirón, luego de trocar su inmortalidad con Prometeo, Aquiles vertiendo copioso llanto, manteníase en pie y con mano cariñosa estrechaba la descolorida mano del enfermo, grata recompensa al maestro, y cubriendo de besos el rostro del moribundo decía: "Vive yo te lo ruego. ¿Padre, no me dejes! ". Pero al noveno día su cuerpo, varón justo entre todos, quedó rodeado de dos veces siete estrellas (Constelación de Sagitario).
Cuando su madre le dio a escoger entre una larga y acomodada vida ó una corta impregnada de fama producto de sus hazañas y grandes aventuras, el héroe no dudó: Aquiles elige irse lejos, arriesgarlo todo, consagrarse a la muerte temprana.
Dice Jean-Pierre Vernant (2008) Aquiles representa la moral aristocrática que constituye el trasfondo de la muerte heroica, donde un hombre es bello y bueno, como si su calidad de hombre incomparable se leyera en su cuerpo, en su presencia, en su gestualidad, su marcha, su manera de presentarse. Cuando aparece en un círculo de hombres, los griegos lo ven como un dios portador de un brillo luminoso, sin ninguna moral del pecado, de la falta o del deber.
En este ideal heroico, el héroe, se colocará en la primera fila del combate diariamente sin dudarlo, su vida estará en juego permanentemente y junto a ella su sentido del honor, la timé. Ese honor propio individual, provoca que los honores establecidos, los honores del Estado pierdan valor.
2.3. LA MADRE SIEMPRE PRESENTE
A pesar de que la madre no quedó al cuidado directo de su hijo, siempre estuvo presente cuando este la necesitó. Aquiles resultó ser un joven fuerte, pasional y de carácter esencialmente belicoso.
Cuando se declaró la guerra a Troya, Tetis intentó que él no fuera pues sabía que allí encontraría su final. Primero lo escondió entre las mujeres enviándolo a la corte de Licomedes, al reino de Esciro, donde permaneció escondido por algún tiempo, disfrazado de mujer. Allí se enamoró de la hija del rey, Deidamía quien estará embarazada de Neoptólemo cuando su padre Aquiles debe partir. Ya que un oráculo había predicho que sin Aquiles, la guerra de Troya no podría ganarse, era inexorable su reclutamiento. El plan fue trazado por el astuto Odiseo, quien se presentó a la corte como un mercader y exhibió entre las mercancías destinadas a las damas, una armadura. La única “doncella” que se entusiasmó con las armas fue Aquiles, quien decidió partir voluntariamente con Odiseo hacia Troya, como jefe de los Mirmidones, y acompañado de su amigo Patroclo.
Aquiles descubierto entre las hijas de Licomedes. Rubens. Museo del Prado
Una importante intervención de Tetis ocurrió cuando Agamenón se apoderó de la esclava Briseida. En ese robo, el “rey de reyes” pretende menoscabar el honor de Aquiles al cual el ejército todo, le había otorgado luego de repartir el botín por partes iguales, un premio especial en reconocimiento de su aporte y valor extras en la lucha, su particular ímpetu y coraje. Eso representaba Briseida: el reconocimiento del valor inigualable del héroe, por parte de su ejército. Es esto lo que Agamenón le arrebata y por ello la reacción, en principio desmedida de Aquiles. A su vez esa ofensa demuestra la cobardía de Agamenón quien sólo posee honores ligados a su rango, pero lucha refugiado en las últimas filas. Aquí se contraponen los honores ligados al mérito y a la virtud, versus los honores ordinarios, sociales, del estado. Y cuando Agamenón le ofrece devolverle a Briseida, juntamente con muchos otros regalos, Aquiles se rehúsa a aceptar estas disculpas, explicando que hay dos clases de bienes, unos intercambiables y otros como la vida ó el honor que cuando se pierden lo hacen para siempre, esa ofensa no puede ser reparada. Aquiles recién volverá al campo de batalla, para vengar la muerte de su amigo Patroclo.
Cuando Aquiles, enfurecido y ofendido está a punto de desenvainar su espada, se le aparece Atenea, quien ha sido enviada por Hera, y le dice "Vengo del cielo para apaciguar tu cólera. No desenvaines la espada e injúrialo de palabra como te parezca". Palas Atenea hizo razonar a Aquiles y éste también sabrá convencer a su madre para que persuada a Zeus. Este Aquiles entristecido, acude a su madre quien inmediatamente se presenta y le dice "Habla, no me ocultes lo que piensas para que ambos lo sepamos" en busca de una franca complicidad. También le dice "conserva la cólera contra los aqueos". Con el fin de reparar lo que le parecía odioso, fue a ver a Zeus, y rodeando sus rodillas con su brazo izquierdo mientras que con la mano derecha le tocaba las barbas del mentón, le rogó compensara a su hijo:
«¡Véngale tú, próvido Zeus Olímpico, concediendo la victoria a los teucros hasta que los aqueos den satisfacción a mi hijo y le colmen de honores.» (Tetis a Zeus. Homero, Ilíada 1.507). Zeus escuchó su ruego y lo concedió. Y por esa razón los aqueos sufrieron muchas derrotas en el campo de batalla, las cuales fueron preparadas por el dios para que aprendieran a honrar al hombre que habían ofendido.
Podemos ver en estos pasajes, que cuando Aquiles se siente abatido, perdido, dolido, no duda en pedir consuelo y ayuda a su madre. Por otro lado, la diosa acude para ocuparse de las necesidades de su hijo y hace todo lo que está a su alcance para reconfortarlo. La madre protectora que llora junto a su hijo, pide conocer la verdad a partir de los dichos de él, no busca otras versiones y Aquiles quien confía plenamente en ella, hace explícito lo sucedido y también lo que necesita y espera que ella haga por él.
Aquiles asume su destino, incluso el mismo Agamenón cuando le dice que un dios le ha regalado su fuerza, lo está convalidando. Su destino como héroe trágico lo enfrenta a los que lo han agraviado, y hace la guerra por su cuenta especialmente a partir de la muerte de Patroclo. Sin embargo, se muestra generoso y magnánimo cuando devuelve el cadáver de Héctor a Príamo.
Cuando Héctor mata a Patroclo pensando que es Aquiles, es Antíloco quien le da la noticia y Homero nos cuenta que - El héroe cogió ceniza con ambas manos y derramándola sobre su cabeza, afeó el gracioso rostro y manchó la divina túnica; después se tendió en el polvo, ocupando un gran espacio, y con las manos se arrancaba los cabellos……. Antíloco también se lamentaba, vertía lágrimas y tenía de las manos a Aquiles, cuyo gran corazón deshacíase en suspiros, por el temor de que se cortase la garganta con el hierro. Dio Aquiles un horrendo gemido; le oyó su veneranda madre, que se hallaba en el fondo del mar, junto al padre anciano, y prorrumpió en sollozos, y cuantas diosas nereidas había en aquellas profundidades, todas se congregaron a su alrededor….. y todas se golpeaban el pecho.
Una vez más la madre va en auxilio de su hijo y le pregunta:- ¡Hijo! ¿Por qué lloras? ¿Qué pesar te ha llegado al alma. Zeus ha cumplido lo que tú le pediste: que los aqueos fueran acorralados junto a los navío, y padecieran vergonzosos desastres.
- Exhalando profundos suspiros, contestó Aquiles, el de los pies ligeros: ¡Madre mía! El Olímpico, efectivamente, lo ha cumplido, pero ¿qué placer puede producirme, habiendo muerto Patroclo, el fiel amigo a quien apreciaba sobre todos los compañeros y tanto como a mi propia cabeza? Lo he perdido, y Héctor, después de matarlo, le despojó de las armas prodigiosas, admirables, magníficas, que los dioses regalaron a Peleo, como espléndido presente, el día en que te colocaron en el tálamo de un hombre mortal. Ojalá hubieras seguido habitando en el mar con las inmortales ninfas, y Peleo hubiese tomado esposa mortal. Mas no sucedió así, para que sea inmenso el dolor de tu alma cuando muera tu hijo, a quien ya no recibirás en tu casa, de vuelta de Troya; pues mi ánimo no me incita a vivir, ni a permanecer entre los hombres, si Héctor no pierde la vida, atravesado por mi lanza, y recibe de este modo la condigna pena por la muerte de Patroclo.
- Respondióle Tetis, derramando lágrimas: — Breve será tu existencia, a juzgar por lo que dices; pues la muerte te aguarda así que Héctor perezca.
- Contestó muy afligido Aquiles, el de los pies ligeros: — Muera yo en el acto, ya que no pude socorrer al amigo cuando le mataron: ha perecido lejos de su país y sin tenerme al lado para que le librara de la desgracia. Ahora, puesto que no he de volver a la patria, ni he salvado a Patroclo, ni a los muchos amigos que murieron a manos del divino Héctor, permanezco en las naves cual inútil peso de la tierra……... Iré a buscar al matador del amigo querido, a Héctor; y sufriré la muerte cuando lo dispongan Zeus y los demás dioses inmortales……….. más ahora ganaré gloria, fama y haré que algunas de las matronas troyanas, de profundo seno, den fuertes suspiros y con ambas manos se enjuguen las lágrimas de sus tiernas mejillas. Conozcan que hace días que me abstengo de combatir. Y tú, aunque me ames, no me prohíbas que pelee, pues no lograrás persuadirme.
Tetis le da la razón a su hijo y le pide que no luche hasta su regreso. Irá a pedirle a Hefesto que le haga nuevas armas.
Tetis, derramando lágrimas: - ¡Hefesto! ¿Hay alguna entre las diosas del Olimpo que haya sufrido en su ánimo tantos y tan graves pesares como a mí me ha enviado el Crónida Zeus?.......................... Y yo vengo a abrazar tus rodillas por si quieres dar a mi hijo, cuya vida ha de ser breve, escudo, casco, hermosas grebas ajustadas con broches, y coraza; pues las armas que tenía las perdió su fiel amigo al morir a manos de los troyanos, y Aquiles yace en tierra con el corazón afligido.
Tetis está aceptando por primera vez el destino de su hijo.
Cuando por fin Aquiles da muerte a Héctor, arrastra su cuerpo atado a su carro en torno a los muros de Troya, sin permitirle ritos funerales. Sólo cuando Príamo, el padre del difunto y rey de Troya, vino en secreto a entrevistarse con Aquiles, éste le devolvió el cuerpo del héroe, en uno de los pasajes más emotivos de la Ilíada. Allí una vez más, Aquiles muestra que sabe escuchar, que comprende el dolor de haber perdido un ser muy querido y que la venganza puede ceder, ante el pedido desgarrador de un padre que necesita honrar a su hijo con merecidos funerales.
2.4 LA MUERTE DEL HEROE
Anfora del Louvre donde Neptólemo mata a Príamo
Finalmente, Paris, hijo de Príamo, con la ayuda del dios Apolo, hirió a Aquiles con una flecha en su único punto vulnerable, el talón, muriendo éste de dicha herida.
En su glorioso funeral, junto a la pira donde ardió su cadáver, los griegos sacrificaron a Políxena, la hija menor de Príamo y realizaron juegos atléticos en su honor. Después de su muerte hubo una disputa por su armadura, y se decidió otorgarla al más bravo de los griegos, Odiseo, la representación de la inteligencia astuta, será el nuevo portador.
A su vez Tetis, según algunas versiones, consiguió la inmortalidad de su hijo en el Olimpo, conduciéndolo a la isla de Leuca, la región luminosa que forma contraste con el oscuro Hades. En dicha isla, situada en la desembocadura del Ister (Danubio), vivía acompañado de otros héroes y diosas en medio de la mayor felicidad; la isla estaba considerada como un segundo Eliseo. También tenía un templo en Elis y otro en Esparta. Algunos autores narran que Tetis guardó sus cenizas en una urna de oro, levantó un monumento en su memoria e instituyó unas fiestas conmemorativas.
Aunque Tetis aparece sólo al principio y al final de la Ilíada, estando ausente en casi todo el resto de la obra, resulta un personaje sorprendentemente poderoso y casi omnisciente cuando aparece. Es capaz de doblegar fácilmente la voluntad de Zeus, y de disponer para sus fines de todas las forjas de Hefesto. Su profecía sobre el destino de Aquiles indica un grado de precognición del que no disponían la mayoría de los demás dioses en la épica.
La figura de Aquiles ha llegado a ser, en todas las lenguas y durante el transcurso de la historia de la humanidad, la viva personificación del valor.
Una vez muerto Aquiles, Tetis se encargó de su nieto Neoptólemo quien será quien mate a Príamo y recibirá a la princesa Andrómana como premio cuando finalice la guerra de Troya y fruto de esa unión nació un hijo llamado Moloso.
A modo de resumen se puede decir que Tetis fue una madre contenedora y amorosa que en principio quiso cambiar la condición de su hijo para borrar las características de su padre, no elegido por ella, pero que luego acepta el destino de Aquiles y está presente como madre al lado de su hijo en muchas situaciones relevantes, sabiendo crear un vínculo basado en la confianza mutua. Aquiles nunca dudó en pedir ayuda a su madre y compartir con ella sus sentimientos más profundos.
3. OLIMPIA DE EPIRO (375-315 AC)
Olimpia era hija de Neoptólemo, rey de Molosia. Aquiles y Heracles son los modelos que aparecen asociados con mayor frecuencia a la figura de Alejandro, por estar asociadas al macedonio de forma directa a través de los respectivos linajes de sus padres, puesto que Filipo era un Heráclida y Olimpia, al formar parte de la casa real del Epiro, establecía un parentesco directo con Moloso (Borja Antela-Bernárdez 2007). Actualmente esa región se corresponde con el territorio de Albania, situada al noroeste de Grecia.
Olimpia nació en la principal ciudad de la región de Epiro, Dodona, donde estaba uno de los santuarios más antiguos del mundo, el otro era el de Siwa en el desierto de Egipto. Según nos cuenta la mitología, cuando Zeus vence a su padre Cronos, suelta dos palomas una de las cuales se posa en Dodona y la otra sobre una palmera en el desierto de Siwa. Desde entonces, en aquellos dos lugares, podía escucharse la voz de Zeus. Epiro limitaba al norte con Macedonia.
Anfiteatro de Dodona
Macedonia a la muerte de Filipo II
No se conservan muchos escritos sobre la vida de Olimpia. Los historiadores han tenido que entresacar de los pocos fragmentos que han llegado a sus manos. Pero sí hay una leyenda difundida por sus enemigos, sobre todo por el mayor de todos que fue Casandro quien dijo que era una mujer violenta, neurótica y supersticiosa. Y también se sabe que bajo su mandato fueron asesinados varios personajes; pero los historiadores afirman que este hecho no debe considerarse como algo insólito y propio de una loca asesina, sino como producto de una época y unas costumbres. Olimpia hizo lo que otros reyes de su momento, es decir llevar una política de eliminación de posibles rivales, sólo que esa conducta no era propia de una mujer.
3.1 INFACNCIA Y JUVENTUD
Desde muy pequeña quedó huérfana de padre y madre y vivió bajo la tutela de su tío Arribas, que pasó a ser el rey de Molosia. Fue su tío quien arregló su matrimonio con Filipo II de Macedonia, para enlazar la amistad y tener buenas relaciones con este país. Olimpia tenía 19 años cuando se casó y Filipo 26. Su nombre de soltera fue Políxena en honor a una de las hijas del rey de Troya, Príamo con su amada esposa Hécuba.
El encuentro entre los futuros esposos se dio en el marco de festividades religiosas. Ambos eran asiduos concurrentes de sitios divinos. En la ladera septentrional del monte Olimpo, que pertenencia a Macedonia, la tradición situaba la residencia de las musas y la tumba de Orfeo, el dios músico, cuyos misterios constituyeron una de las más prestigiosas iniciaciones en la antigüedad. Los misterios órficos eran donde más comúnmente se iniciaban los macedonios. Allí también estaba la ciudad de Heracleon, ciudad de Heracles, antepasado junto con Dionisio, de los reyes macedonios.
En el año 356 a.C. Filipo acudió a la isla de Samotracia, frente a Turquía, sede de los Misterios de los cabirios, adoradores de Hefestos y fue iniciado. En esa ceremonia y en ese embriagador escenario, iluminado por las hogueras sacras y animado por la vibración febril de tambores y liras, el monarca quedó fascinado por una joven de salvaje belleza que danzaba frenéticamente, con su cuerpo envuelto en serpientes. Esta bacante ritual era Polixena de Epiro, tierra que oficiaba un antiguo culto tracio al dios mistérico Sabazio, ya asimilado por Dionisos, y que era célebre por el oráculo de Dodona. La princesa Polixena también veneraba a Zeus-Amón, fusión del dios supremo del Olimpo griego, con el del antiguo Egipto. Una primera y fundamental característica de Olimpia era su misticismo y adhesión a los cultos rituales.
Se puso luego el nombre de Myrtale (en honor al mirto planta usada en el culto a Afrodita) cuando se casa, y Olimpia (morada de los dioses) el mismo día del nacimiento de su hijo Alejandro. Fue la primera esposa en rango de Filipo, quien nunca separó las cuestiones estratégicas de estado de los asuntos amorosos. Años más tarde, volvería a cambiar su nombre por el de Estratonice (una forma de la diosa Afrodita) en defensa de legitimidad de su nieto Alejandro IV –hijo de Alejandro y la princesa afgana Roxana– como heredero del trono.
3.2. MATRIMONIO Y DESCENDENCIA
Tuvo con Filipo de Macedonia habitando en el palacio de Pella, dos hijos: Alejandro (356 A.C) y Cleopatra de Macedonia (353 AC). Ella misma sostuvo que Alejandro no era hijo de Filipo, sino del propio Zeus-Amón, encarnado en una serpiente que se había deslizado en su lecho. También inculcó esta firme convicción en su hijo. La serpiente sagrada enlazaba con su antepasado Aquiles, nombre que proviene del término echis y significa serpiente. También se dice que al quedar embarazada de Alejandro, Olimpia soñó que el rayo de Zeus –zig zag evocador de la serpiente– la abrasaba antes de extenderse y envolver la Tierra.
Consultado al oráculo de Dodona, la respuesta resumida fue: “significa que el hijo que nazca de ti descenderá de la estirpe de Zeus, en tu seno se ha mezclado la sangre de un dios con la sangre de un hombre. Cuando la naturaleza de tu hijo se manifieste en su plenitud, prepárate para todo, hagas lo que hagas, no conseguirás impedir que se cumpla su destino”.
Ruinas arqueológicas de Pella
La serpiente no es un animal insignificante en el mundo antiguo. Para comenzar hay que decir que es un animal ambivalente que en principio se asocia muy a menudo con la muerte. Según Ana María Vázquez Hoys (1981) esto puede deberse a la atracción que sentían estos animales hacia las tumbas en busca de las libaciones, miel y leche, que se le dejaban a los muertos. Pero también representa un animal de la tierra, que renace en primavera con una nueva piel y por lo tanto puede asociarse a los ciclos de vida-muerte-resurrección. Más adelante, valorando la tarea de comer los roedores que dañaban a las cosechas, se asoció a las serpientes con la salud y el dios Esculapio es representado portando una serpiente totalmente inofensiva para los humanos (Elaphe longissima, también llamada serpiente de pollo ó serpiente de árbol). Es una animal siempre presente en las profecías, arriba de un antiguo templo de la serpiente Pyton, se construyó el oráculo de Delfos donde la pitonisa podía comunicarse con el mundo de los muertos y con el de los dioses. Al ser un animal profético, su presencia en los sueños es de significativa importancia.
El alumbramiento de su primer hijo se produjo a medianoche. En la víspera, dos águilas se habían posado sobre el tejado de la habitación de Olimpia y, cuando ella dio a luz, la tempestad estalló con profusión de truenos y relámpagos sobre la tierra. Aquella misma noche se incendió el templo de Artemisa en Éfeso, un signo que los adivinos de Filipo interpretaron como el anuncio del advenimiento de un niño con corazón de león cuya antorcha incendiaría todo Oriente.
Según P. Cartledge (2007) el vínculo afectivo que lo unió a su madre constituye uno de los grandes misterios de su vida que aún quedan por resolver. Sin embargo nadie duda de que durante su infancia, debe haber sufrido las eternas discusiones de sus padres, quienes no supieron o no pudieron crear un ambiente relajado y sin hostilidades.
Con toda probabilidad Alejandro todavía era muy pequeño cuando ella le dio a entender que Filipo no era su padre. Olimpia estaba convencida que la gloria iba a alcanzar a su hijo y que el mundo lo recordaría por siempre. Su forma de estimularlo fue recordándole su origen divino y sus ancestros, siempre ligando el honor y el poder a cuestiones místicas y de origen divino. También lo estimuló en su formación artística, sobre todo la música. Su padre, criticaba que no se le inculcara el sufrimiento que siempre acompaña a los héroes mitológicos y además temía a la figura de Olimpia siempre rodeada de numerosas serpientes.
Olimpia fue una mujer de gran capacidad e inteligencia, cuyo juicio quedaba totalmente nublado por sus emociones; fue visionaria y orgiástica y mantuvo a su alrededor las serpientes domesticadas del culto tracio primitivo. Es posible además, que sufriera alucinaciones autoinducidas.
El palacio de Macedonia recibía griegos y persas exiliados y contrataba numerosos artistas distinguidos de Grecia, como músicos, pintores y escultores. Píndaro, Hipócrates, Timoteo, Agatón, son algunos ejemplos. Los palacios y casas palaciegas eran famosos por su bella y su opulenta arquitectura. También solían visitar la corte poetas como Sófocles y Eurípides quien se dice escribió allí “Las bacantes”, por quedar impactado de la adoración del dios Dionisios.
Alejandro además de vivir en una ciudad cosmopolita, tuvo una crianza con varios tutores en un comienzo elegidos por su madre: Leónidas pariente de Olimpia y Lisímaco fueron importantes maestros. En estos primeros años comenzó su atracción por la música y la poesía. Además fue instruído en la caza que era una actividad central de la vida en Macedonia.
A los doce años su padre recibió como regalo un valioso caballo muy brioso que nadie logró montar y ante el pedido de su hijo Filipo dejó que el joven lo intentase. Alejandro, al observar que el caballo temía a su propia sombra, lo paró de frente al sol, lo calmó con caricias y logró montarlo, causando la alegría y sorpresa de todos los presentes. Se dice que Filipo predijo en ese momento que Macedonia sería muy pequeña para contener a semejante príncipe. Bucéfalo sería el caballo que lo acompañaría hasta la India y que daría el nombre a una ciudad.
Tratando de contrarrestar la educación y la influencia dada por su madre, Filipo buscó un maestro para su hijo y escogió al mejor discípulo de Platón: Aristóteles. Le enseñó a escribir griego, hebreo, babilonio y latín. Le enseñó la naturaleza del mar y de los vientos, le explicó el recorrido de las estrellas, las revoluciones del firmamento. Le enseñó justicia y retórica y lo previno contra las mujeres libertinas. Incluso algunos van más allá y dicen que le recomendó que si buscaba descendencia obviamente necesitaba del afecto de una mujer, pero si quería amor para toda la vida, buscase a un compañero
3.3. DESENCUENTROS DE ALEJANDRO CON SU PADRE.
En el año 337 a.c Filipo II a los 45 años se casó con Eurídice, una plebeya macedonia sobrina de Atalo, uno de los generales de la infantería macedonia. Un primer aspecto a tener en cuenta es que este casamiento significaba una rareza para la tradición macedonia al incorporar una plebeya como esposa legítima del rey. Se dice que Filipo se enamoró perdidamente de esta joven que en realidad se llamaba Cleopatra y cambió su nombre a pedido de su esposo al momento de casarse por Eurídice que había sido la madre de Filipo, la reina madre que custodiaba a las esposas de su hijo, lugar que hasta ese momento ocupaba Olimpia. Ese hecho que parece menor, seguramente también lastimó a Olimpia.
La boda fue motivo de un violento choque entre padre e hijo cuando Atalo, el tío de la novia, brindó porque el nuevo matrimonio diera un heredero legítimo al trono. Alejandro no toleró tal insulto, tiró su copa al rostro de Atalo y la reyerta resultó en que Filipo enfurecido e igualmente ebrio, se dirigió hacia su hijo y desenfundando su espada para atacarlo, tropezó y cayó al suelo. Alejandro, dolido por sentir que su padre se había puesto del lado de Atalo, exclamó: “He ahí al hombre que pretende pasar de Europa al Asia, y no puede ir de una litera a la otra sin caerse.”
Este hecho determinó el odio irreversible de Olimpia quien acusó a Filipo de querer matar a su hijo y el destierro de Alejandro junto a su madre a Epiro. De esta manera pasó de ser reina a ser sólo madre de Alejandro. Olimpia se exilió voluntariamente en Epiro, su región natal y se hizo cargo de la tutela de su hermano menor Alejandro. Permanentemente intentó separar a su hijo de su padre quien buscó una reconciliación, y terminó por admitir de nuevo a su hijo en la corte, un tiempo más tarde. Su madre permaneció en Dodona.
En el 336 a.C. Filipo ya es padre de un niño que le ha dado Eurídice. Esta cuestión obviamente alteraba radicalmente la autoridad de Olimpia y según su parecer ponía en peligro la sucesión del trono a favor de su hijo Alejandro. Cuando Olimpia sentía perder su autoridad de 20 años, algo más se suma a su desesperación. Filipo entrega a su hija Cleopatra en matrimonio a su tío, el joven rey de Epiro y con esto ratifica el acuerdo entre los dos reinos vecinos, sin la necesaria relación suya con Olimpia.
Filipo se siente muy seguro de sus conquistas y acuerdos, se había convertido en el primer rey que controlaba las ciudades de la península griega y ahora pretendía marchar juntos a luchar contra los persas. El Consejo Griego lo había elegido comandante supremo y la boda de su hija sería el momento donde los griegos podrían visualizar la relación libre y amorosa del tirano con su pueblo y borrar la imagen de semibárbaros que tenían de los macedonios.
3.4. ASESINATO DE FILIPO ¿OLIMPIA INSTIGADORA?
La boda se convertiría en un gigante acto propagandístico para resaltar la figura de Filipo. Los griegos sólo sabían con certeza que Macedonia era la tierra de los montes de abetos blancos y donde los caballos se criaban en libertad y donde sus reyes nunca disfrutaban de una muerte pacífica. Se organizaron grandes fiestas en Egas (primera capital de la antigua Macedonia), desde el amanecer avanzaban en procesión solemne las estatuas de los doce dioses olímpicos sentados en tronos lujosos muy adornados. Una estatua hacía la número trece: era la del gran Filipo. Hubo un gran banquete y a continuación todos se dirigieron al teatro para terminar allí el agasajo. Llegó Filipo que se había vestido de blanco para la ocasión y cuando se disponía a entrar en el recinto sin guardaespaldas, resaltando ante los diplomáticos griegos ahí presentes su cercanía al pueblo, se le abalanzó un joven noble macedonio, uno de sus guardias, con una corta daga celta y le hirió en un costado, matándolo al instante. El asesino es Pausanias, intentó escapar y alcanzar a sus compañeros en la conspiración, que le esperaban con caballos en la entrada de Egas. Fue perseguido por tres guardaespaldas de Filipo y murió a sus manos.
Varias hipótesis intentaron explicar el hecho, desde cuestiones amorosas, hasta geopolíticas al culparse a los persas y a su rey Darío de ser los autores del asesinato. Muchos relacionaron esta muerte con su ex esposa. Con esta boda y el nacimiento de un hijo varón de una mujer macedonia, desparecieron las dos razones que tenía Olimpia para ser respetada por su marido: madre del príncipe heredero de la corona y princesa del reino de Epiro. Por lo tanto las sospechas tenían un fuerte basamento, Olimpia había sido repudiada por su esposo y ya nada garantizaba su condición de reina de Macedonia. De todas formas, nunca pudo probarse tal acusación. Ante la muerte de Filipo, Alejandro es coronado rey, y Eurídice y su niño son asesinados por orden de Olimpia, hecho que fue muy reprochado por Alejandro, y unos meses más tarde igual suerte corre Atalo, el tío de Eurídice.
Según Robin Lane Fox (2007) está claro que Olimpia es una mujer de sentimientos salvajes, que no tiene escrúpulos en mandar a asesinar a los rivales que la amenazan en el seno de su familia.
3.5. EXPEDICION DE ALEJANDRO. NUNCA MÁS VOLVERA A VER A SU MADRE.
Ambos padres incidieron en el respeto y emulación de los héroes mitológicos como medio para lograr sus hazañas. Según Borja Antela-Bernárdez (2007) “Alejandro parece pretender rivalizar con estos mitos por medio de sus propias hazañas. En cuanto al método empleado para ello, podemos observar en Alejandro una asimilación paulatina y gradual de los atributos de ciertos personajes mitológicos a su persona a lo largo de su campaña. El resultado de todo ello permitirá al joven rey macedonio afirmar la legitimidad de sus actos, y con ello justificar su poder, al seguir los pasos de los mitos.
Alejandro parte para la conquista de Oriente, a los 25 años gobernará un territorio de más de 3 millones de km2 y nunca más se verán las caras. Su héroe a imitar desde muy temprana edad fue Aquiles, el más brillante de los guerreros, el símbolo de la identidad griega de la lucha contra los bárbaros. Es cierto que si pretendía conquistar Persia, el mayor referente mítico para tal empresa era la guerra de Troya y dentro de ella el mejor de los aqueos. Además hasta por una razón de edad, la asimilación es lógica, tenía sólo 18 cuando es nombrado rey de Macedonia y algo menos de 20 años cuando emprende su conquista. Los héroes griegos solía ser representados, con excepción de Aquiles, como hombres maduros y barbados. Alejandro rompiendo las reglas tradicionales siempre aparecerá imberbe y joven. Además esta asimilación sería indudablemente bien vista por el contingente heleno.
Más adelante parece que prevalece otro héroe mítico: Heracles. Es el héroe vinculado a la casa real de Macedonia, con lo cual tendría la aprobación y el agrado del regimiento macedonio. Es además, portador de atributos y hazañas más ligadas al progreso de la humanidad. Por otro lado, su ascensión al olimpo como un dios, es una imagen alentadora para los hombres portadores de rasgos especiales como es el caso de Alejandro. El momento clave es su visita al oráculo de Siwah donde ratifica su paternidad divina y comienza su carrera por ir más allá de los territorios alcanzados por Heracles.
Alejandro como faraón ante el dios Amón. Templo de Luxor, Egipto
Algunos historiadores relacionan la ida al Asia remota y a la India con la asimilación y superación de las aventuras míticas de Heracles y Dioniso respectivamente (Borja Antela-Bernárdez. 2007). En realidad la llegada a la India no sería para reconfortar a los griegos, habiendo ya conquistado Persia. Satisfechos los griegos, puede suponerse que Alejandro está imitando conquistas pertenecientes al mundo de los dioses. El inicio de la asimilación con Dioniso se produce con la quema del palacio de Persépolis, residencia de Jerjes, movidos todos por una especio de delirio báquicao. La conquista y el trabajo laborioso representados por Heracles deja paso al desenfreno en concordancia con todo el ejército macedonio, revelando la importancia de este dios para las tierras macedonias. El culto dionisíaco en estas tierras ha sido ampliamente demostrado y puede verse en las tumbas de Vergina.
En definitiva, tanto Aquiles, como Heracles y Dioniso tienen un sustento firme en Macedonia. Incluso su deseo de ir a Arabia, lugar donde se adoraban sólo a dos dioses Zeus y Dioniso, parece demostrar según algunos autores, su vocación por constituirse en una tercera divinidad. Dioniso es el dios extranjero que a veces ha de imponer su divinidad por medios extremos. La epifanía dionisiaca está marcada por el carácter de extranjero del dios, de divinidad no reconocida que viene de Oriente, al igual que Alejandro que retorna de la India. Dioniso es ante todo un dios que se ve tratado como simple mortal y acusado de impostura. Por tanto, uno de los grandes atractivos de este dios para Alejandro resulta del valor de Dioniso como referente ya no de la negación de su divinidad, sino de la destrucción que surge como castigo para aquellos que no aceptan la naturaleza sobrenatural, divina de ambos. En Tebas el dios no fue reconocido y Alejandro tampoco, ambos lo hicieron por la fuerza, Alejandro incendiando totalmente la ciudad. Ambos fueron más complacientes con Atenas, donde también hubo resistencias. Cuando vuelve de la India se ve un Alejandro más claramente Dionisíaco, menos racional, más intempestivo, más propenso a comportamientos extremos.
A partir de la expedición de su hijo, la vida de Olimpia se convierte en intrigas políticas y asesinatos. A pesar de estas turbulencias, parece ser que fue la época mejor de su vida pues se sentía importante como regente de Macedonia, juntamente con Antípatro. Mantuvo numerosa correspondencia con su hijo siempre inculcándole el temor por una posible traición de sus colaboradores y quejándose por la relación de Antípatro que la molestaba en su gestión. Alguna vez Alejandro se quejó del caro alquiler que pretendía cobrarle su madre por llevarlo nueve meses en su vientre.
Alejandro viajó acompañado de topógrafos, naturalistas, arquitectos, médicos, y demás colaboradores. Pero algo lo acompañaba cada noche, un ejemplar de La Iliada debajo de su almohada. Se dice que lo recitaba de memoria. También tenia consigo las obras de Eurípides y Sófocles.
En el año 328, en Babilonia, Alejandro se casa con la princesa Roxana – hija de un príncipe bactriano, Oxiartes- aceptando y adoptando también, costumbres sociales de Oriente Medio y ella le dará un hijo que nació muy poco tiempo antes de su muerte, Alejandro IV.
Algunas de sus acciones en la conquista de Oriente:
En la amplísima mayoría de las ciudades conquistadas, los habitantes no son sometidas como esclavos, sino sumados al ejército y las costumbres e incluso autoridades que estaban son respetadas por Alejandro.
Extendió la cultura helenística tanto como pudo fundando ciudades como Alejandría con la Biblioteca y el Museo como baluartes principales.
Al igual que Filipo, sintió gran admiración por Atenas y la consideraba la cuna del acervo de su u civilización.
Antes de cada batalla, alienta la tropa infundiéndoles valor y recordando permanentemente el objetivo de la lucha y el protagonismo de hombres libres en búsqueda de la derrota de una cultura esclavizante.
Cuando termina la batalla del Gránico, da sepultura a los caídos, exime del pago de impuestos a los familiares de los muertos, visita personalmente a los herido y mantiene conversaciones donde los alienta a que cuenten su heroicidad y envía a Atenas 3000 armaduras persas al templo de Atenea. Muestra su generosidad y humanidad para con su ejército y expone ante Atenas su gran acción guerrera.
Cuando triunfa en la batalla de Iso, logrando algo tan impensado como la huida del rey Darío, da un tratamiento inesperado a los miembros de la corte imperial, toma como madre adoptiva a la emperatriz-madre Sisigambis, (a pedido de ella por la traición y abandono de su hijo a toda la corte que acompañaba al ejército en sus batallas y formaba un escudo protector para impedir el retroceso de las tropas) y las princesas, entre ellas Estatira, su futura esposa, son respetadas como tal. Ante la muerte de Alejandro, Sisigambis ayunó hasta su muerte, que le sobrevino al cabo de 5 días, llorando la pérdida del hombre cuya caballerosidad había admirado desde su captura. Cuando Darío es asesinado por uno de sus sátrapas, lo honra con funerales de estado y persigue y mata al asesino por traición.
Fomentó la unión matrimonial entre gentes de diferentes culturas, persas y macedonios con la intención de formar una civilización más poderosa.
Respetó las cuestiones religiosas de los pueblos conquistados
Acudió al santuario de Siwa, adonde habían ido Perseo y Heracles, para averiguar sobre su origen, los sacerdotes le revelaron que era hijo de Amón-Ra, y lo nombraron “soberano del universo”, invencible e “hijo favorito de los dioses”. El oasis de Siwa se encuentra a las puertas del gran Mar de arena, en el desierto líbico. Era famoso por su oráculo de Ammon, culto que había sido propagado en Grecia por el poeta Píndaro.
Mostró al mundo heleno, siempre pensador de que fuera de sus tierras todo era despreciable, que había otros mundos de los cuales se podía aprender. Posibilidad de universalismo.
Alejandro muere al retornar a Babilonia en junio del 323 AC unos días antes de cumplir los 33 años. Su muerte está cargada de intrigas y la causa de la misma aún está en el campo de las hipótesis. Envenenamiento, paludismo, fiebre, exceso de sedantes, todo está en el terreno de lo posible. No hay nada más difícil que comprender a Alejandro después de la muerte de Efestión. No hay dudas de que quedó destrozado psicológicamente. Al igual que Aquiles deseaba tributar a su amigo los honores adecuados, para garantizar su prestigio público y proporcionarle consuelo al difunto. Su propia muerte ocurre 8 meses después.
La relación con su madre durante su infancia y su profunda y arraigada convicción del origen divino de este niño, es muy posible que hayan forjado el camino que transcurrió durante su vida.
3.6 MUERTE DE ALEJANDRO
Ante su muerte, Roxana mandó a buscar a la segunda esposa de Alejandro, la hija de Darío, Estatira y la envenenó.
Cuando Antípatro murió de viejo, Olimpia no tardó en enfrentarse con su hijo Casandro. Mandó a asesinar el rey Arrideo, hemanastro de Alejandro y débil mental y a un centenar de familiares y amigos de Casandro. Casandro, el eterno rival de Olimpia, sublevó a parte del pueblo contra ella y finalmente la hizo ejecutar, murió Olimpia en el año 315 a. C. Primero intentó que los soldados macedonios la matasen, pero se negaron alegando que ellos no matarían nunca a la madre de su mítico jefe Alejandro. Después de este fracaso pretendió ganar terreno con la difamación y la calumnia hacia Alejandro. Pero los macedonios no estaban de acuerdo con este comportamiento y comenzaron a retirarle su apoyo. El recuerdo del gran Alejandro pesaba todavía mucho. Fue entonces cuando Casandro urdió toda una trama: acudió a los parientes de Eurídice, que estaban todos en contra de ésta. Y así con la ayuda de unos parientes despechados y enemistados, Casandro consiguió la muerte de Olimpia, su gran enemiga. El hijo de Alejandro Magno y su madre Roxana también serían asesinados por Casandro en el 310 AC
4. ALGUNAS CARACTERÍSTICAS COMUNES EN LAS MADRES:
• Ninguna de las dos se mantiene en su mundo natal: Tetis no se casa con ningún dios marino y Olimpia debe emigrar de su tierra natal Epiro. Debido a esto, son siempre vistas como extrañas y se desconfía de ellas en muchas ocasiones.
• No es difícil entender la actitud posesiva de estas madres que no dudaron nunca de su aporte divino al hijo venidero. Tetis era una diosa que fue obligada a casarse con un mortal y Olimpia estaba convencida de su ascendencia divina y su parentesco con Aquiles, por lo tanto, lo mejor de sus hijos sin lugar a dudas, vendría dado por la sangre materna. Seguramente ni Tetis ni Olimpia dirían “nuestro hijo” sino “mi hijo”.
• Son madres que sobreviven a sus hijos, lógicamente vinculado y como consecuencia del concepto de la muerte heroica ya desarrollado
• Cuidan de sus nietos cuando sus hijos ya no están.
• No se casaron con el hombre elegido.
• Los matrimonios en algún temprano momento, se disuelven.
• La cuestión religiosa está muy presente en sus vidas.
• Cuando sus hijos parten para la conquista, saben que van hacia la gloria y hacia la muerte
5. ALGUNAS DIFERENCIAS ENTRE LAS MADRES
1. Tetis rechaza violentamente la pretensión de su futuro esposo por poseerla. Olimpia no.
2. Tetis es una Ninfa marina por lo tanto relacionada con el agua. Esta cuestión se ve por ejemplo en su don de las transformaciones permanentes y el poder fluir sin obstáculos. Olimpia tiene una extraña y exagerada relación con las serpientes y por ende con el mundo ctónico.
3. En la relación de Tetis y Aquiles pareciera que cada uno sabe lo que el otro espera de sí mismo. Es una relación donde las cuestiones están explicitadas y conforman un vínculo fuerte, sincero, basado en la confianza.
4. Olimpia y Alejandro tienen una relación más basada en la autoridad de la madre y sus deseos de venganza del padre. Alejandro nunca logra satisfacer los deseos de Olimpia quien lo carga de necesidades no satisfechas por ella, de dudas, brindándole una infancia seguramente dolorosa. No parece ser la confianza uno de los atributos de esa relación. "La Gorgona", la imagen misma de la muerte, era el apodo de Olimpia dicho por su hijo. Alejandro comentó alguna vez: "es demasiado caro el alquiler que mi madre quiere cobrarme por haberme llevado en su vientre nueve meses".
5. Tetis acude en auxilio y defensa de su hijo en repetidas ocasiones. Olimpia nunca más vio a su hijo luego de que este partiera para conquistar el Imperio Persa. Si bien mantenían correspondencia, los escritos de Olimpia podrían resumirse en reclamos sobre su mala situación y en consejos para infundirle desconfianza a su hijo respecto de sus colaboradores.
6. BIBLIOGRAFÍA
Manuel F Galiano, Francisco R. Adrados, José S. Lasso de la Vega. 1986. El concepto del hombre en la Antigua Grecia. Ed. Coloquio. Madrid, España. 126 pp.
Borja Antela-Bernárdez. 2007. Alejandro Magno o la demostración de la divinidad. Faventia 29/1, 89-103.
Bueno, Gustavo. 2004. Proyecto para una trituración
de la Idea general de Solidaridad. El Catoblepas N° 26.
Gonzalo Marquez Cristo. La lección del silencio. 2007. LETRALIA, Tierra de Letras. Año XII. N 170. Cagua. Venezuela.
Hesíodo. Teogonía y Trabajos y días. Escudo Certamen. Ed Losada. Buenos Aires. 173 pp.
Jean-Pierre Vernant. 2008. Atravesar fronteras. Entre mito y política II. Fondo de Cultura Económica.194 pp.
Robin Lane Fox.2007. Alejandro Magno. Conquistador del mundo. Editorial Acantilado. Barcelona, España. 956 pp.
Paul Cartledge. 2007. Alejandro Magno. La búsqueda de un pasado desconocido. Ariel Biografías y memorias. Barcelona, España 395 pp.
Nicholas Hammond. 2004. El genio de Alejandro Magno. Editorial Vergara, Barcelona, España.284 pp.
Arriano. 1982. Anábasis de Alejandro Magno. Libros I-III. Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, España.
Arriano. 2001. Anábasis de Alejandro Magno. Libros IV-VIII India. Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, España.
Alexandros. El hijo del sueño.1999. Valerio Máximo Manfresi.Barcelona, España.308 pp.
Ana María Vázquez Hoys. 2005. OLIMPIA DE ÉPIRO (375- 315 a.C.) ESPOSA Y MADRE DE DIOSES. Revista de arqueología, ISSN 0212-0062, Año nº 26, Nº 289. pp: 37-45.
Ana María Vázquez Hoys. 2005. OLIMPIA DE ÉPIRO (375- 315 a.C.) Su realidad histórica. Revista de arqueología, ISSN 0212-0062, Año nº 26, Nº 290 pp:33-39.
Ana María Vázquez Hoys LA SERPIENTE EN EL MUNDO ANTIGUO. Boletín de la Asociación de Amigos de la Arqueología nº14, Madrid, Diciembre 1981, pp.33-39(Depósito Legal M-24.361-1974, I.S.S.N.-4.741)
Chirinos, Juan Carlos. 2005. La reina de los cuatro nombres. ISBN: 978-84-96511-09-5. Madrid, España.
Chirinos, Juan Carlos Alejandro Magno. 2004. El vivo anhelo de conocer. Grupo Editorial Norma, Bogotá. Colombia. 204 p. ISBN: 958-04-7986-0.
1 comentario:
la verdad los mitos griegos entre todo eso ,, la verdad que es muy interesante esta bueno aprender toodo esoo ¡¡ los dejoo y esta muy bueno este gruupo chau chauu :)
soy aldana de tandil argentina :D
Publicar un comentario