Este poema nace como una necesidad de mostrar la esencia del Gupo Atenea, aquello que es en la intuición, mas allá de la explicación racional que se explicita en el comienzo del blog. Está dedicado con admiración y afecto a su socio fundador el Dr. Juan Carlos Secchi.
Con el "soma" en cuerpo y mente,
el Grupo Atenea vuela,
sobre el lomo de la tierra
con el monstruo en el jardín
respirando jacintos,
libre, fuera del laberinto.
La apariencia ya no importa.
La ausencia es la presencia.
La pertenencia enaltece,
la alteridad es para con todos.
Gracias a Juan y su fantasía
late el Grupo fuera de su muslo.
Así es el grupo
bajo la flor de bronce
de Atenea,
la hilandera de la razón
y de la técnica,
la diosa invisible
que secó de luz
los ojos de Tiresias,
y a cambio le dio
la visión profética.
La que venció a Poseidón
en la Acrópolis de Atenas
y sembró el olivo
entre el cielo y la tierra.
Es la máscara de Dionisos,
el otro como extranjero y todos uno,
lejos de la máscara de Gorgo,
pero que la abarca,
y de Artemis, en los confines
con la formalidad de Apolo
y la esencia del dios loco.
Es el cetro que ilumina
como el rayo
y la oscura cuenca ctonia
que cierra el espacio
Tal el desafío,
entre la vida y la muerte,
entre la diosa de la espiga
y el hongo minoico
que felizmente la contamina,
entre el rito eleusino
y la muerte en los ojos
del recién nacido.
Es el agua y su retorno
en el eterno mandala,
que en Chipre da la vida
y en Estige la quita.
Es el soplo de la música
que despierta las almas,
mientras los ojos duermen
en el pentagrama.
Es la piel de las manzanas
que guardan la esperanza
cuando el paraíso se cierra
sobre el jardín de las Hespérides
sobre el perfume de oriente,
cuando en el viento,
ya no flota la respuesta
y “Psi” , desencantada,
se va de Grecia.
Es la inocencia de Edipo
en el tiempo circular
del mito
y es su condena
en el tiempo lineal
de la ética.
MARCELO OCAMPO
GRUPO ATENEA
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